
SHOWS
Festipulenta, día 1: las nuevas olas
Con Poseidótica, Maxi Prietto, y el platense Shaman comenzó una nueva edición del Festipulenta en el Matienzo.
“Te acuerdas de Elvis cuando movió la pelvis, el mundo hizo plop y nadie entonces podía entender”, cantaba un joven pero ya experimentado García en esa máquina perfecta que era Serú Girán. Más de cincuenta años después de ese revolucionario movimiento de caderas seguimos acá, disfrutando de esa droga llamada rock, que encuentra en el Festipulenta un marco ideal y ya a esta altura familiar (no son comodidades menores las bebidas a precios razonables, el aire acondicionado, y una interesante variedad gastronómica).
La noche comienza en el patio del Matienzo con el acústico de El Mal Menor, y continúa rápidamente en el escenario con Las Edades, uno de varios debutantes en el Festipulenta. Comienzan con “Espíritu blanco” de su primer EP “Cinco canciones de amor” (producido por Maxi Prietto). “Estamos muy contentos de estar acá”, saludan antes de “Ayurveda surfer”, intercalan tres voces, más pop en la femenina, y cerca de la new wave en las restantes. Anuncian la salida de su primer disco y cierra con un rock sesentoso: “Ana conurbana”.
Llega el turno de Los Subterráneos, banda platense formada sobre la base de Los Japón. Comienzan con “Noche especial” y “Malditos y perdidos”, ambas del EP debut autotitulado. Estrenan “Mientras bailás”, y no le escapan al elogio sincero hacia esta oportunidad: “Es hermoso para nosotros estar tocando acá”.
La noche sige con uno de los platos fuertes (congregó la mayor cantidad de público) en manos de un habitual de la casa: Maxi Prietto. Miembro de Prietto viaja al cosmos con Mariano y de Los Espíritus, en esta ocasión se presentó en un marco solista, pero con una banda que se desliza entre el folk, el jazz (el contrabajo remite un poco a esa esencia) y el bolero.
“¿Cómo la están pasando?”, grita Prietto como si fuese Dave Grohl. “Cálmense un poco” agrega, irónico, ante un público que escuchaba atento y se balanceaba lentamente acompañando la música. Aún sin disco editado con este proyecto, pero comenzando a grabar los ensayos, Prietto recorrió su discografía; sonaron “Días de sol”, el clásico bolero “Tonada del viejo amor” y hasta se animaron al cover de “El día que me quieras” con ese fraseo característico que está entre Pity Álvarez (sin exceso de estupefacientes) y Bob Dylan.
A partir de allí la noche ingresaría en un trance psicodélico. Primero Olfa Meocorde nos envolvería en una tormenta hardcore. “Así que te vas”, “Voy a volver” y “Gareca” fueron algunos de los temas que destacaron en una potente muestra de noise rock para luego dar lugar para que Poseidótica demoliera el Matienzo.
Con el aval de una carrera que está por cumplir quince años, la banda instrumental se convirtió en lo mejor del primer día del Festipulenta. Poseidótica fue lo más parecido al efecto placentero de una droga alucinógena, un trip progresivo, psicodélico que poseyó al Matienzo envolviéndolo en una atmósfera propia a partir de la ejecución ajustadísima de la banda. Para los que quedaron hipnotizados no se pierdan el tándem que forman habitualmente con Humo del Cairo.
El cierre con el Shaman y los Pilares de la Creación mantendría esa sensación de trance, pero desde otro lado, desde un folk psicodélico que comenzaría con “Sube a mi bote”, un instrumental en donde juega con su registro vocal. Predominaron temas de sus últimos discos –“Hay que darle espacio a esas canciones nuevas”- como “Donde nacen las estrellas”, pero también hubo “rescates emotivos”, como los llamó el Shaman a dos de su anterior proyecto, Los Hombres en Llamas, en donde brillaron “El primer color” y “Dejemos todo”. “Para nosotros el Festipulenta significa mucho, hemos participado en unos cuantos. Buenísimo que vinieran… sigan viniendo” se despidió cerrando la primera noche de la edición número 23 del festival.
Retomando la cita del inicio, Charly se proclamaba “parte del mar” por su ya vasta experiencia, pero siempre con un ojo en las nuevas olas. No queremos un mar que mira desde un lugar lejano, casi elevado y apenas prestando atención. Las nuevas olas se renuevan constantemente y nos llegan como aire fresco. El Festipulenta sigue siendo el mejor lugar para conocerlas.
[sam id=»2″ codes=»true»]
Tenés que estar logueado para escribir un comentario Iniciar sesión