RESEÑAS

Familia unida

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El ND Ateneo lucía repleto el sábado a la noche, con un público expectante que abarcaba todas las edades. Sin demoras, Moris y Birabent pisaron de manera puntual el escenario, acompañados por una banda compuesta por guitarra, bajo, batería y teclado.

El concierto abrió con “Salgo a caminar”, un tema de Birabent; siguió con el segundo track de Familia canción, “Thomas y Lacroze”; y la tercera pieza llegó de la mano de un clásico del emblemático Moris: “Pato trabaja en una carnicería”.

Desde un primer momento, Birabent se encargó de anunciar los temas con una pequeña introducción para cada uno de ellos; mientras, por su parte, su padre Moris aportó los comentarios más jocosos. La gente, satisfecha. El sonido de la banda y la performance, tanto del padre como del hijo, fueron sublimes.

El repertorio de la noche se repartió entre “Familia canción” y viejas canciones de ambos. Algunos puntos destacados: los rocanroles de Moris, tales como “Tengo 40 millones”, “Zapatos de gamuza azul”, y la gema “Mi querido amigo Pipo”. Además, la interpretación de “Madrid” por parte de Birabent, con Richard Coleman como invitado de lujo en voz.

Una de las características de la presentación fue la constante entrada y salida del escenario de Moris y Birabent, según el tema que siguiera en la lista. Esto hizo que el recital adquiriera una cierta dinámica que lo convirtió en algo más interesante e impredecible, como si todo el tiempo estuvieran pasando cosas diferentes.

Vale decir que la voz de Moris, siempre tanguera y melancólica, mantiene intacta la leyenda de este brillante compositor que supo curtir los albores del rock argentino junto a próceres como Javier Martínez, Tanguito y Litto Nebbia. De hecho, se dio un espacio para saludar a Pipo Lernoud, viejo amigo de la época de La Cueva que presenció el show. Sin lugar a dudas, el hecho que Moris vuelva a escena con un disco nuevo bajo el brazo, tras más de tres lustros, es todo un mérito de su inquieto hijo Antonio Birabent.

Pintando perfectos paisajes urbanos, la velada continuó con “Buenos Aires sur” (Birabent), “Demorado en San Telmo” (Familia canción) y “Sábado a la noche” (Moris). Luego, arribó “Civilización”. Aquí, se produjo un falso cierre y la posterior retirada de los músicos, haciendo que los presentes reclamaran una canción más. Finalmente regresaron, y Moris, bromeando, dijo: “Miren que si no nos llamaban, volvíamos igual, eh”.

Para terminar, “El poeta de Varela”, y una que pidieron toda la noche desde abajo: “El oso”. Así pasó una presentación conmovedora de Moris y Birabent, padre e hijo que se juntaron para parir un discazo. Si hasta uno, al salir del ND Ateneo, podría patear hasta el Obelisco, cruzar la 9 de Julio y después encarar la Avenida Corrientes, y así sentirse un personaje de “Familia canción” en pleno Buenos Aires.

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