OPINIÓN
Falsos testimonios

Si el falso testimonio se cometiere en una causa criminal en perjuicio del inculpado, la pena será de uno a diez años de reclusión o prisión.
En todos los casos se impondrá al reo, además, inhabilitación absoluta por doble tiempo del de la condena”.
Una de las leyes constantes del universo, además de la rotación de los planetas, es la mentira. Así tenemos a las piadosas, a las verdaderas, a las circunstanciales, a las blancas y así podríamos seguir un buen rato.
El 30 de diciembre de hace un año atrás quedó en carne viva la realidad patética de una sociedad hipócrita y careta, en donde el dueño de un local, una banda de rock, un público que iba a ver a esa agrupación, varios inspectores, los medios masivos de comunicación y hasta el gobierno (sin que ninguna de estas partes lo deseara, claro está) terminaron contribuyendo a que pasara lo que pasó.
Los grados de responsabilidad final en semejante tragedia aún están por determinarse, pero hay ciertos detalles que no deben ser pasados por alto. Mientras tanto, los falsos testimonios parecen ser, hoy por hoy, el único conector posible entre las partes involucradas.
Primera mentira: la Justicia no es tan divina
Miente la (in) Justicia de este país, cuando dice que “toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario” (aunque suene a frase hecha de película yanqui de juicios y abogados). Y miente también cuando dice que la igualdad, la equidad, la imparcialidad y la ecuanimidad –entre mil maneras más de llamarla- es el derecho propio y adquirido de todo ser humano. A las pruebas nos remitimos. La justicia no es tan divina como se hace llamar: no todos los implicados en la causa están adentro y el criterio de encarcelamiento o libertad resulta, hasta el momento, bastante dudoso. O todos adentro, o todos afuera, sin juicios de valor mediante.
Como si esto fuera poco, el pasado 22 de diciembre la Cámara de Apelaciones porteña decidió mantener la figura de “homicidio culposo” para uno sólo de los cuatro funcionarios encargados de revisar y habilitar los locales. El fallo explica lo inexplicable: que dichas personas no cumplieron con sus funciones pero que eso no las hace responsables penalmente de las consecuencias de su ineficiencia… Vergonzoso.
Decir que IBARRA miente sería caer en una obviedad absolutamente contrastable. No se necesita ser demasiado sagaz para saber que todos los políticos mienten. Tan solo un día después de conocida la aberrante decisión de la Sala V de la Cámara del Crimen, el señor ANIBAL IBARRA salió a pedir enfáticamente que “se termine ya” el proceso que le sigue la Legislatura porteña.
Jueces nacionales, insospechados de influencias políticas, dicen que ningún funcionario tuvo relación con el incendio y las muertes, que fue en todo caso mal funcionamiento de áreas secundarias del gobierno, esto es lo que hay en términos judiciales, decía IBARRA. Y agregaba: El juicio se sustentaba en esto, y si acá hubiera seriedad, esto se tendría que terminar ya.
Cualquier semejanza con PONCIO PILATOS no es mera coincidencia.
Sin la mínima autocrítica, su única preocupación pasó y pasa por mantenerse en su cargo. Lo que debería ser un juicio para establecer cuál es el grado de responsabilidad del suspendido jefe de gobierno, se transforma en una evidente guerra de poderes llamada, esta vez con acierto, juicio político. Gracias MACRI y demás “legisladores”. Nada más que agregar.
Segunda mentira: el chivo que niega
Miente CHABAN, cuando intenta justificar sus faltas mediante contraposiciones, a veces hasta infantiles. En una carta enviada al diario Clarín, decía, entre otras cosas, que “en primer término quiero dejar en claro que jamás imaginé que algo así pudiera ocurrir. Mi constante preocupación por el uso de pirotecnia en lugares cerrados no respondió a otra cosa que al más elemental sentido común. Si hablé en forma exacerbada al respecto del peligro de esta costumbre, sólo fue para prevenir de manera obsesiva sobre los riesgos obvios que esto implica. Pero mi advertencia se circunscribía a las bengalas, pirotecnia de corto alcance, que ya me parecían lo suficientemente peligrosas. No logro entender cómo a estas tres personas que yo vi, se les ocurrió prender candelas, que son unos artefactos que miden 45cm y tiran 30 bolas incandescentes a una distancia considerable en el exterior, y ellos las tiraron en un lugar cerrado lleno de gente. Nadie lo impidió. Yo los vi y corté el sonido inmediatamente, antes que se corte la luz, si no hubiéramos muerto todos”.
Resulta curioso el hecho que, antes del fatídico 30 de diciembre, el boliche de CHABAN había sido testigo de dos incendios, en los shows de LOS JOVENES PORDIOSEROS y LA 25. De manera que podría haber imaginado que esto podía suceder y podría haber tomado los recaudos necesarios (por ejemplo, retirar la media sombra) para evitar lo que pasó.
En otro tramo de la carta, cuando hace referencia a la habilitación del lugar, declara que “no estaba a mi nombre y data del año 1997. Yo entré a trabajar en el lugar en abril del 2004 y en forma discontinua. Sabía que había funcionado allí El Reventón por varios años, por ese motivo no pensé que el lugar estaba mal habilitado, me parecía seguro y bien organizado como espacio, tenía todo lo que yo con mi experiencia en Cemento pensaba que un lugar tenía que tener”.
Acá no se trata de pensar. No puede deslindar responsabilidades que le son propias a su función como administrador del local.
Y con todo, parece ser el chivo expiatorio (recordemos que es el único detenido en la causa) más a mano que han encontrado la prensa, la justicia, las familias y la banda. La cultura de la satanización en su máximo esplendor.
Tercera mentira: Recuerdos que mienten un poco, siempre fue así
Miente CALLEJEROS, cuando no mantiene el discurso que tenía antes de la tragedia (hablemos con propiedad por favor, masacre es otra cosa).
En una entrevista realizada por EL ACOPLE el 18 de mayo de 2004 (la fecha no es un dato menor), PATRICIO SANTOS FONTANET afirmó: “Es así, la gente es todo, por eso no me gustan las grabaciones ni estar en un estudio. En cambio, disfruto mucho más de los recitales. Todo lo que pasa en un show me encanta, inclusive el tema de las bengalas, que me mata porque en cierto punto no puedo respirar y menos cantar. Nuestra gente lleva todo tipo de pirotecnia. A veces tratamos que no metan cualquier cosa, pero por una cuestión de que nadie se lastime”.
Entonces, ¿por qué en la actualidad CALLEJEROS reniega de las bengalas, de los tres tiros y demases?
También sostenía el cantante en aquella oportunidad, unas semanas antes de su debut en el Templo del Rock: “Nosotros por ejemplo cuando tocamos ponemos ambulancias porque uno nunca sabe qué puede pasar. También tenemos nuestra propia gente de seguridad, pero algunos lugares no nos dejan llevarla. Esa es una de las cosas que no nos gustan de Obras. Igual lo que logramos es que la seguridad sea compartida”.
¿Pero acaso no era que ellos nunca tenían nada que ver con la seguridad? ¿Por qué descartan su responsabilidad en el manejo de la misma, tirándole el fardo a RAUL VILLAREAL?
Más preguntas. ¿Por qué afirmaron desconocer la mayoría de los incendios que se habían producido antes en Cromañón, cuando los mismos tuvieron lugar en shows de bandas amigas, a las cuales se podía ver frecuentemente en sus recitales? ¿Por qué ahora niegan haber ingresado pirotecnia?
Mienten cuando no pue,A un año de la tragedia que se llevó a 194 personas lo único que se ve con total claridad son las mentiras que esconde Cromañón. A continuación paramos la bola y no escatimamos en palabras para reflexionar fríamente sobre lo que pasó»
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