RESEÑAS
Espíritu setentista

Agudizar los oídos y darle la importancia que ellos tienen cuando falta la visión. Cerrar los ojos y concentrarse en la música que llega a lo lejos, tratar de percibir el espíritu de la banda en el vivo mediante su sonido y sus dichos, sin llegar a analizar sus movimientos y sus gestos corporales. Admitir en un principio la desventaja planteada y quedar ciego adrede es mejor que reparar en una columna, en espaldas apiñadas que cuelgan de una baranda o en los destellos de las luces que encandilan al tratar de ver qué es lo que pasa sobre el escenario.
Este cronista conoció Obras Sanitarias hace ya ocho años, pero la propuesta que tenía la organización de invitarlo a conocer la popular por primera vez lo tomó por sorpresa y cabeza a gachas se dignó a subir esos escalones que lo separan del glorioso campo que tantas veces pisó.
El grito de emoción exaltado de los privilegiados del campo, seguido por los primeros acordes de “Regala”, dieron cuenta de que LA MANCHA DE ROLANDO ya estaba en el escenario presentando su nuevo trabajo de estudio llamado “Espíritu”.
Sólo hacía diez días que el disco estaba en las bateas, pero nadie tuvo que usar este dato como una excusa, ya que el estadio estaba repleto de jóvenes ansiosos de escuchar esta banda de corte netamente setentista, desde sus guitarras y desde su prédica, que volvía a Obras.
El show se apoyó fundamentalmente en los últimos tres discos de la banda –“Juego de Locos”, “Viaje” y “Espíritu”-, lo que parece poco dentro de sus once discos editados. Pero hay que remarcar que la banda reformó grandes clásicos de viejas ediciones que fueron saliendo en los nuevos trabajos.
Sostenidos fundamentalmente por la presencia macanuda del “Negro” MANUEL QUIETO en guitarra y voz, y la destreza de FRANCHIE dibujando riffs con la viola, atravesaron un mar de 27 temas en un barco modelo 70 de rock clásico de guitarras estridentes.
La base que forman el bajista CARLITOS y el TANO en batería se mantiene firme para darle vuelo al colorado guitarrista, que hace crujir el instrumento apretándolo entre sus brazos y su pecho. El CONDE –tecladista- es la aceituna de la pizza: podría no estar y no existirían grandes reclamos, ya que su presencia es lagunera por obligación.
Según un testimonio exclusivísimo de un asistente a un sector del estadio donde sí se ve el escenario, se colocó una pantalla por detrás de los músicos, que a la hora de hacer “Sincera” contaba a quién estaba dedicado el tema.
La destinataria se llama Carla, era la hija de un milico y en marzo del año pasado, a sus 18 años y luego de haber leído el “Nunca Más” de la CONADEP, se llevó un fierro a la cien y disparó.
Desde siempre LA MANCHA vierte su raíz revolucionaria en sus letras, pero esto es aún más evidente en su nuevo trabajo. No hay que olvidar que el NEGRO es sobrino de ROBERTO QUIETO, fundador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y luego líder de Montoneros.
El espíritu de Bolívar aparece en “Cabrón”, un funky-rap que apunta y dispara para el norte del continente: “Fue la sangre de Simón Bolívar, fue la guerra, fue la mentira en la radio, digan lo que digan hay miseria y viene de arriba”.
De este sentimiento sincero de banderas rojas nace el interrogante de cómo LA MANCHA no aparece más seguido en actos que conlleven causas, como sí lo hacen muchas veces LA RENGA, LAS MANOS, ATTAQUE o ARBOLITO.
El calor en el primer piso se tornaba insoportable. En la calle el invierno tocaba la puerta, pero en la popular empezaban a asomarse los cueros de los muchachos agitados, como el viejo Obras en el que te cagabas de calor y feo.
Dicen que las pantallas mostraron imágenes de viejas presentaciones, esas en las que aparecían las banderas de Dock Sud, Congreso y Flores, entre otras. Esta vez las únicas banderas eran los hermosos dibujos que ilustran sus discos, que, según nos comentaron los que pudieron apreciarlos, colgaban en el escenario.
Lo más viejo quedó para la última parte del show, donde sonaron “Pueblo Latino”, “El Hambriento”, “Vagabundear” (de SERRAT) o la versión en castellano del tema de CREDENCE, “Lodi”.
El show no contó con la participación de un protagonista de “Espíritu” como lo es el saxofonista PABLO PUNTORIERO, ya que no forma parte estable de la banda y ésta preparó un show como para girar por todo el país con lo puesto.
Sí fueron invitados WILLY de LOS TIPITOS y PIRAÑA, quien tocara con EL SOLDADO y ahora forma parte de UVA CHINCHE, que subieron un rato a despuntar el vicio.
El final, luego de más de dos horas de show, llegaría con “Siempre Esperando” y la ovación de una verdadera masa para esta banda que hace más de diez años va por la ruta, con casettes, discos, recopilaciones, encuentros playeros, choriceadas, Cementos al palo, Teatros, y finalmente Obras.
Costó mucho llegar donde llegaron, fueron mucho más que un par de hits para arrancar el verdadero despegue, y quizás el camino inicial no presuponía este destino. La primera reminiscencia era muy renguera allá por “Cabaña Elderly” y “Animal Humano”, luego llegarían más canciones ATP gancheras que, mezcladas con un mensaje de resistencia, atrajeron al público joven que llenó Obras el sábado, en la mayor convocatoria de la historia de la banda.
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