RESEÑAS
Escuchen, miren, bailen y disfruten

La cita era a las 22 horas, la gente no cesaba de entrar. De fondo el escenario predominantemente negro, armado a casi dos metros de altura de manera que todos pudiesen apreciar el show. De frente a éste algunas mesas reservadas que con el transcurso de los minutos se fueron ocupando. La gente de pie frente al escenario cada vez dejaban menos espacios vacíos. Muchos anteojos rectangulares de marcos gruesos, mucha cresta para ellos, a veces pelo corto para ellas. Un dejo de aire europeo se construía con los agentes del lugar.
El
“Thank you for comming”, dijo MAXIMILIAN HECKER y dio comienzo al recital, con el recinto ya colmado. Este joven de tan solo 23 años, con dos discos editados –Infinitives Love Song (2002) y Rose (2003)- consiguió estremecer a todos los allí presentes. Su voz tiene un estilo particular, a veces parece casi susurrante y su fusión con un piano de notas nostálgicas e inquietas consiguen transmitir un sentimiento que se vincula desde el músico hacia el oído del receptor.
Calidez, tristeza, amargura, nostalgia, baladas románticas, pueden ser algunas de la palabras que representen su música. Diez fueron los temas que sonaron para presentar su último disco en gira internacional. Entre ellos, ”Rose”, “Poliéster” y ”Kate Moss”. Cuatro eran los músicos en escena que hasta casi las 00.30 tocaron junto al joven alemán. Se despidió del público con una intensa ola de aplausos, pero el show no terminó ahí, faltaba la parte femenina.
Ella
Luego de unos minutos de espera impaciente, fue el turno de BARBARA MORGENSTERN. A las 0.55 comenzó su parte. La escenografía ahora solo contenía a tres personas. Una batería de costado a la gente, un guitarrista al otro extremo y ella en el medio. La imagen podía anticipar algunos sonidos futuros: a mano derecha un teclado y a mano izquierda una notebook.
Desde el inicio del show, BARBARA mostraba su sonrisa. La música sonaba claramente electrónica. Se oían notas que jugaban a distorsionarse tras sostenerse en un largo teclado. Su cuadrada melena colorada bailaba al ritmo de la música. Las melodías movían a la audiencia en un movimiento casi uniforme. ”Dight Night” y ”Move” fueron algunos de los temas que sonaron. Luego de un bis y de una foto que la artista le tomó al público, a las 2.00 el show terminó.
Estos dos berlineses, músicos de pop electrónico, son exponentes de un nuevo género que tiene seguidores internacionales. A pesar de ser ambos muy jóvenes, superan las expectativas de muchos y tienen un gran poder de convocatoria. Con estilos diferentes, ambos despiertan pasiones en sus oyentes. Fue un show de mucho sentimiento y sonido innovador.
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