RESEÑAS
Erre con erre

Con R de Rock
Distintos músicos involucrados en las temáticas de políticas actuales se sumaron para formar una Mesa de Debate, que llevaron a cabo el miércoles a las 19 horas en la sala F del Centro Cultural San Martín, ubicado a metros del Obelisco, con entrada libre.
Coordinada por Pecho (Las Manos de Filippi), y organizada por los movimientos MUR y LuchArte (Artistas y Trabajadores en el Polo Obrero), tenia como premisa tratar sobre la cada vez más y más estrecha relación entre el rock, la política y la crisis.
El primero en acercarse al escritorio donde reposaban ya algunos micrófonos y botellas de agua, símil conferencia de prensa, es Hernán “Cabra” de Vega. Paladín de Las Manos de Filippi y reciente candidato postulado a Legislador por el Partido Obrero, se toma unas fotos con la bandera de fondo que lleva escrito “Que la crisis la paguen los capitalistas” (premisa del PO) bajo la atenta mirada de quienes asistieron al evento.
Se tocaron distintos aspectos que rodean a una de las temáticas que más preocupan hoy en día al ámbito del rock nacional, que el Cabra, encargado de dar el puntapié inicial, resumió con la primera pregunta:
“¿Cómo llegan las bandas a tener que pagar para tocar?”
Entre los ensayos de respuestas y posibles soluciones, el cantante de Las Manos aprovechó para recorrer un poco la historia del rock en castellano en la Argentina, y recordar así cómo, de a poco, desde hace unos 10 años para acá, la protesta que emergía desde el mismísimo escenario musical se fue privatizando y con ella, la creatividad, que antes era patrimonio exclusivo de los artistas, quedó en las manos irresponsables y malintencionadas de la figura (naciente en ese entonces) del productor artístico.
No dejó pasar la oportunidad de ejemplificar, una vez más, con el caso de Bersuit Vergarabat, quienes “traían algo nuevo, venían del under, hasta que entró el productor artístico Santaolalla”, co-creador de “Libertinaje” (1998), disco en el que los de la Bersuit, editaron (y convirtieron en hit) el tema de Las Manos, “Sr. Cobranzas”, y con esto, la privatización de la protesta quedó instalada, encasillándola en la figura de un carismático, un copado (como el Pelado Cordera) y convirtiendo a la figura del rebelde en una persona funcional al poder. “No es odio”, afirma el Cabra, como intentando desafiar cualquier precepto psicoanalítico que rece que las afirmaciones que empiezan con una negación son de sospechar.
Más adelante, la cuestión inherente a la ausencia premeditada del Estado hace su aparición.
Iba a ser Miguel, integrante de Kapanga, quien tome la voz para mencionar cómo el rock tiene que ocupar ese lugar que el Estado deja vacante más de una vez, recordando como ejemplo el Festival que realizaron distintos músicos en febrero de este año para colaborar con el desastre ocurrido en la ciudad de Tartagal, provincia de Salta.
Siguiendo por esta ruta, “Huevo”, voz de Aztecas Tupro, retomaría el meollo que implica no tener lugares físicos donde poder ir a ver a tu banda favorita. “Pasó Cromañon y no se pudo tocar más. Se cortó la comunicación directa”.
El reclamo musical es claro, por lo menos: tener espacios.
¿Cómo conseguirlos? “Hay que hacer política, porque el Estado no está. La lucha política permite la libertad de hacer música”, afirma Huevo y con eso se suma a las filas de la politización del rock y la necesidad de recorrer la senda de la creatividad por el camino de la liberación.
Con R de Revolución
Revolución se escucha por aquí, revolución se escucha por allá. Una palabra que dice todo y no dice nada, si no la sabemos definir, pero, sobretodo, si no sabemos cómo hacerla.
Fede, de la banda de percusionistas Tumba La Tá, plantea que “tenemos una revolución int
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