SHOWS
Éramos unos niños

Al ingresar al estadio y sin haber visto nunca antes a la banda en vivo, esperaba encontrarme con un mar de adolescentes dispuestos a explotar. Primer error; el público adulto y el hecho de que No demuestra interés estuviera sonando en el escenario me indicaban que el espíritu de la vieja escuela iban a poblar la noche. Ya la increíble cantidad de policías en las afueras del recinto hacía levantar la ceja. Vamos, que no es un concierto de Exploited.
Noche vieja escuela dijimos, entonces nada mejor que NDI para calentar la noche. Bueno, la versión 2012: ya sin el legendario Adrián Outeda en la voz, un joven Eduardo Herrera toma la posta. Cerrás los ojos y sorprende la similitud entre la voz de Herrera y Outeda, pero al abrirlos (si bien la banda sigue sonando igual de bien y furiosa) hay algo que no conecta. Y la gente lo siente también. Por supuesto, al sonar canciones como “Patea el slogan”, “Debes quitarte el uniforme” o “Violencia”, una parte del público empieza a agitar un poco el clima; curiosamente son aquellos donde la falta de barba o arrugas dejan ver que no pudieron disfrutar a la banda en su época de esplendor. Solo el tiempo dirá qué suerte le depara al emblema del Buenos Aires Hardcore.
Y si hablamos de emblemas, NOFX es, sin duda, uno muy importante. Sin disco nuevo bajo el brazo, la banda volvía al país después de su recordada visita, hace dos años. Recordada por la intensidad de los shows, el robo del celular a Fat Mike, y el show secreto en Salón Pueyrredon. Fat Mike armó esta banda siendo apenas adolescente y a juzgar por lo visto en escena, no parece haber madurado mucho. Y está muy bien; diversión y rock a las chapas son sus banderas. Aunque con el primer tema, “60%”, diga que no está acá para entretenernos, la verdad es que sí lo logra. La escuela punk rock de un tema tras otro sin parar acá no aplica. Esto es lo más parecido a una mezcla de recital con un show de comedia stand up. Pero tranquilos, que no van a encontrar los clichés del género. Y si así les parece, piensen que en realidad ellos los inventaron.
De entrada anuncian que no repetirán lo que hicieron el show anterior en el mismo lugar: tienen una lista nueva para hoy. Si de alguna forma la noche tenía un espíritu anti hit, no se notó ya que la gente canta y corea cualquiera de las 36 canciones, hecho que pone feliz a la banda. “Argentina; tienen una sola ciudad para tocar, pero sí que es buena. No como Brasil que tiene como 6 y son todas una mierda”. Un poco de pica de parte del líder para levantar los ánimos. ¿Cuál será la eterna causa del amor entre Buenos Aires y el punk rock? Y el reggae también, porque no todo es tocar a la máxima velocidad, con El Hefe alternando entre la voz, la guitarra y la trompeta; hay espacio para el baile con “Reeko”, “Eat the meek” o “Radio”, de Rancid (la última gran cuenta pendiente del género en pisar suelo argentino).
Aunque el show está pensado para el fan más acérrimo, hay tiempo para clásicos eternos: “Murder the goverment”, “It’s my job to keep punk rock elite” o “Linoleum”. Por supuesto esto hace estallar el lugar, que se transforma en la sede del campeonato nacional del mosh. También hay estrenos como la rockera “I believe in godess”, que aunque sea una canción nueva, no esperen que el público se quede parado escuchando con atención. Todo esto siempre con buen sonido, teniendo en cuenta el género musical de la banda y los eternos problemas del lugar. Solo Primus ha conseguido un sonido cristalino allí. Pero la voz y las melodías de guitarra se distinguen fácilmente y eso es lo que importa.
Arriba del escenario pasa de todo: se rompen los equipos, hay declaraciones a favor del matrimonio gay entre argentinos y bolivianos, apologías a favor de la marihuana, declaraciones contra la religión, incluso gente que se suba a cantar (mal) las canciones. “Muchachos, por lo menos si se suben a cantar apréndanse las canciones”, bromea Fat Mike.
Hay cámaras por todos lados. Es que están filmando la nueva temporada de su documental donde los muestra de gira por el mundo. La anterior los mostraba en Buenos Aires, donde les prohibían salir a hacer otro bis. Esta vez se quitan las ganas con un par de himnos: “Six Pack Girls”, “The Quitter”, “Dinosaurs will fall” y “Leave it alone”.
“Dinasour will fall” es ese manifiesto anti industria. “Madurá de una vez” seguro le habrán dicho a Fat Mike. También a cada uno de los chicos que gritan sus canciones favoritas golpeándose con miles de personas a la vez. Madurar es asumir las responsabilidades de la edad sin dejar de ser quién sos. Tanto banda como publico solo quieren un poco de distorsión para luego seguir con sus vidas cotidianas. Eso es maduración. Eso es punk rock.
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