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Entre el cielo y el infierno

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El sábado, Mario Ian festejó sus 30 años en el metal con un concierto especial dedicado a recorrer toda su carrera, junto a músicos invitados originales de varios de los grupos por los que pasó como vocalista.

Básicamente, fueron 5 bandas distintas en una misma noche; distintos músicos, distintos estilos y épocas, pero una sola voz: la del inconfundible Mario Ian. Si existe justicia en este mundo, el cantante debería estar en el mismo panteón al lado de Iorio, O´Connor, Barilari e incluso Zamarbide. Por ahí le falte más cualidad de frontman, pero a lo largo de 30 años este vocalista supo mantener un estilo propio mientras iba dejando legado en distintas bandas que conformaron la escena del metal nacional.

La estructura del show, que duró casi dos horas y media, fue ir del material más actual hasta sumergirse de pleno en los 80´, ya con canciones ambientadas en la oscura etapa que atravesó el país en la dictadura y la guerra de Malvinas. Por eso los temas del proyecto IAN abrieron la velada; más específicamente las de su último disco “Nuevo orden” (2012). Luego de la rockera “Nunca dejaré”, subió el primer invitado de la noche: la señorita Silvina Harris, voz de Betrayer, para cantar juntos “Las compuertas del cielo”.

Después le llegó el turno a Devenir, agrupación con la cual Mario le dio bienvenida al nuevo milenio. Aquí exploraba un lado musical más progresivo y complejo que el hard rock clásico. Mención especial para cuando se calzó la criolla porque fue como si la guitarra se complementara con su voz, limpia de distorsión; un regalo para los oídos. Sin embargo, el siguiente acto rompió brutalmente con ese clima.

Para la mitad del show le tocó el turno de presentar a Sergio Berdichevski, Gustavo Rowek y Guillermo Sánchez para representar ese único disco que grabó en Rata Blanca: “Entre el cielo y el infierno” (1994). Aún con la ausencia de Walter Giardino la formación irradió un aura particular en los presentes. Sin lugar a dudas, fue la parte más metalera del recital, con temas como “Obsesión”, “Sombra inerte de tu amor” y “Bajo control”. Ian se mostró muy agradecido a esta corta etapa porque fue un sueño hecho realidad cantar en esa banda, que también le permitió ir a grabar al exterior y girar por el mundo.

Siguió con su agrupación más representativa, en particular para los que habituaban el mítico boliche heavy Halley. Se trató de Alakran, y unos cuantos fans maduros deliraron con “Vagabundear” y “Otra vez en las calles”, composiciones que bien plasman la era glam. Antes se le entregaron dos placas de regalo que hacían referencia a su trayectoria en la escena nacional.

Finalmente, yendo más hacia atrás en el tiempo, le tocó el turno a Hellión, proyecto donde grabó su primer vinilo oficial. De ahí sonaron “Asesino de metal”, “Panzer” y “Explotado”, entre otros. A través de esas letras Ian canalizaba la rebeldía adolecente y hard rockera del momento. “Tenía 21 años, muy chiquito… y metálico”, confesó.

Últimamente se está poniendo muy de moda que los artistas festejen sus respectivos aniversarios con la música, en una especie de auto homenaje. Bienvenidos sean si sirven de excusa para desempolvar grandes canciones, y de paso dejar contenta a la audiencia.

*Fotos por Fernando Fernández

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Redacción ElAcople.com

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