RESEÑAS

Enemigos de la melodía

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Un acontecimiento más que importante para todo aquel amante de la música extrema: el arribo a nuestro país de los padres del grindcore. A diez años de su debut por estos pagos, los creadores del sonido triturador y de voces podridas, confundidos por la madre de cualquiera de nosotros con una licuadora en mal funcionamiento, dieron un show memorable.

Sin ningún integrante original en la formación actual, y con quince discos en sus espaldas, además de varios splits y compilados, los oriundos de Birmingham se presentaron en la noche del sábado antes unas 900 personas. Sin escenografía alguna ni la más mínima cuota de piedad con el público, el cuarteto formado por BARNEY GREENWAY en voces, SHANE EMBURY en bajo MITCH HARRIS en guitarra y DANNY HERRERA en batería, en poco más de una hora, no dejaron títere con cabeza en el reducto de la avenida Rivadavia.

Gozando de una buena calidad de sonido, los ingleses presentaron parte de su nuevo trabajo (”Weltschmerz”, “Sink Fast, Let Go”, con los cuales arrancaron el show) y dieron un paseo bastante variado por su discografía. Recorriendo todas las épocas de la banda, recordaron grandes momentos, como el caso de ”Scum”, “You suffer” (la canción más corta de la historia según el libro Guinnes, de 1,316 segundos de duración), ”The code is red… long live for the code”,”Silence is deafening”, “Suffer the children”, además de la versión de los DEAD KENNEDYS de ”Nazis punk fuck off” y ”Siege of power”, con el que cerraron.

GREENWAY se dirigió en varias oportunidades hacia la audiencia, haciendo comentarios bastante certeros acerca de la sociedad actual y dejando bien en claro la postura antifascista del grupo. Sin necesidad de demostrar ningún tipo de demagogia y yendo al frente como borcegazo al pecho, la banda dejó bien marcado que luego de 25 años de carrera, continúan con la fuerza y energía del primer día, coronando una gran noche para todo aquel amante del grindcore, que la disfrutó y se molió a golpes frente al escenario como si fuese su última oportunidad.

Un show demoledor de los iconos mundiales de un estilo como el grindcore. Esperemos que se repita pronto.

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