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Enciende mi fuego

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La primera imagen de Hendrix que nos toma por asalto cuando pensamos en él, sea probablemente en el festival de Monterrey, prendiendo fuego su guitarra como un hechicero en medio de un ritual mágico. Los segundos y terceros recuerdo seguramente también sean de presentaciones en vivo. Sus impresionantes performances suelen dejar en segundo plano al Jimi dentro del estudio. Sin embargo, pocos artistas de los ’60 han pasado tantas horas grabando como él. Claro que contaba con la ventaja de tener uno propio, el “Electric Lady” en el Greenwich Village (NYC). 

Así como George Martin tenía la expresa orden de no descartar ningún material de The Beatles, celebramos el mismo criterio que estimamos se debe haber aplicado a un artista de la talla de Jimi Hendrix.

Si “First rays of the new rising sun” se presenta como el álbum en el que el guitarrista estaba trabajando antes de morir, “Valleys of Neptune” vendría a ser el eslabón perdido entre la disolución de la Experience y este álbum póstumo que se editara en 1997.

El material que presenta “Valleys…” es nuevo en un alto porcentaje. Si bien Hendrix acostumbraba a tocar algunos de estos temas en vivo, solamente tres habían visto la luz grabados en estudio.

Una apenas modificada versión de “Stone free” abre el disco. Sin alejarse demasiado de la original, suena más enérgica. “Fire” es la que menos difiere del registro del álbum debut, “Are you experienced?”. El caso más llamativo es el de “Red house”, que muta principalmente en longitud: poco más de ocho minutos de blues en donde Jimi demuestra que no tiene nada que envidiarle a los maestros del género.

El tema que da nombre al disco es una joya mid-tempo más cercana al sonido que predomina en “Axis: Bold as love”, y junto con “Lover man” son, probablemente, los mejores temas del disco. En el segundo caso, con apenas unos pocos versos, Jimi habla a través de su guitarra desplegando todo su virtuosismo.

“Bleeding heart”es otro blues en el que Hendrix construye densos climas por donde la banda transita sonando (¿cuándo no?) realmente ajustada. Basada en el tema de Elmore James, Jimi modifica algo la letra y le suma una subida de tempo. Por momentos el tema se convierte en una jam session, en este caso, con Billy Cox en bajo y Rocky Isaac en batería, a los que se agregan dos percusionistas.

Si bien “Valleys of Neptune” se construye como un compilado de grabaciones inéditas, no deja de tener cierta coherencia para convertirse en un álbum propiamente dicho. Son doce temas en los que Hendrix despliega toda la versatilidad a las que nos tiene acostumbrados.

¿Se le puede agregar aún más explosión a Sunshine of your love? Pregúntenle a Jimi y a su Stratocaster, que dispara como nunca uno de los mejores riffs de la historia sin la necesidad siquiera de cantar la letra. El cover de Cream se convierte en una zapada con guitarras distorsionadas, más podridas que en su versión original.

Algo similar ocurre en “Lullaby for the summer”, en donde también está ausente la lírica. La Experience cabalga afiladísima y Hendrix se luce en diálogo con la furiosa percusión de Mitch Mitchell.

Retomando el tópico de las imágenes, si nos tendríamos que quedar con una de “Valleys of Neptune”, sin dudas estaría generada por los punteos y solos de “Hear my train a comin”: como perlas encandilantes hacen del tema una prueba fehaciente de que lamentablemente no habrá otro como él.

Redacción ElAcople.com

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