RESEÑAS

Encajando cabezazos

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Viernes de junio. Una de las primeras noches invernales del año es la anfitriona de los Cajale Cazazo. Diez músicos llegados desde La Plata con algunas historias para contar y ser oídas, son sus invitados.

El muy bonito The Roxy Live y su barra poco accesible es el sitio elegido para congregar a amigos, conocidos y gente de aquí, de allá y de por acullá. Muy lindo todo.

Dos son los discos editados con los que cuentan: “Cuando nos toca” (2006) y “Patos en Fila” (2009), este último con la producción de Goy Ogalde, de Karamelo Santo, y Charlie Desidney.

Ellos, de poesía cotidiana, en la mezcla es donde encuentran su sonido. Probablemente Los Piojos, La Vela Puerca y Los Redondos sean bandas con las que crecieron. Se nota, pero no tanto; hay una impronta propia. Forman parte de la camada de bandas surgidas post Cromañón, sin lugar a dudas un momento difícil para emerger.

Al respecto, sucede que a veces en las bandas nóveles es difícil encontrar algo nuevo, nunca hecho. La prosperidad o el paso sin pena ni olvido por los escenarios locales pasa a depender, por lo general, de lo que puedan trasmitir arriba de un escenario.

Entonces, ¿qué pasa?

Te encontrás un viernes viendo una banda que no conocés, que suena bien, se divierte; donde desde lo artístico y lo poético se nota que hay una búsqueda, y uno, a pesar de enterarse que un porrón de cerveza cuesta 12 pesos, sonríe.

Durante su show hay un dejo teatral improvisado; instrumentos inflables, máscaras, luces, megáfono y otros menesteres que hacen más amena la velada.

Ellos se divierten y los conocidos y curiosos que están abajo, también.

Rock, candombe, reggae y ska son ritmos que forman parte de su repertorio.

Entonces, novedoso o no, vale la pena invertir dos horas de la vida de uno para conocer de qué se trata (o al menos saber qué significa) Cajale Cazazo. Quizás no se transforme en tu banda preferida, o tal vez, si.

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