RESEÑAS
En los golpes del alma, está el rocanrol

Como contraste de una realidad libidinosa; como contraste del que cae en las garras de la tentación y vuelve a sí, como presa; como contraste del que se arrastra por el brillo, solo para pulirse un poco y como respuesta a aquellos que sólo les queda beber de su sed, entra LA COVACHA nuevamente al partido, para no dejar que los gritos se sigan oxidando.
“Y ahora… ¿¡quién nos para!?”
Bajo un clima de verdadera fiesta y reencuentro, la banda compartió la bienvenida, con un mordisco del nuevo disco junto a “Presagios”, seguido por “Hoy en este lugar”, “ La venda”, “Cuando tu no estás” y “Sacudirán”.
Por entre el humo de las bengalas y los petardos se escabullía “No hay perdón”, desembocando en “La ironía más buscada”, para seguir saboreando “Detrás del cielo”, su última producción.
Tumbadoras y percusión al frente, levantan la temperatura en los cuerpos para luego enfriarlos con “El sueño no tiene color”, “El rey” y “Dale y dale”, donde se repartieron cantidades de banderas de Argentina, pintándolos a todos bajo un mismo cielo.
Luego de una pausa por problemas técnicos, “White trash” -cover de SUMO-, bajo el mismo efecto que un imán, levanta al público que no tarda en deleitarse con el primer acorde, seguido por “Me juego la cabeza” y “Venir andando”. “Me pongo la 10” despliega una gran camiseta de Argentina como embudo de todos los papelitos que caían.
“Apago la luz” detona la emoción reprimida con un final que desteje todas las telarañas del año. Con la misma emoción, pero como clave de lo que será el nuevo disco, “Desterrado del cielo” se desvanece sobre un paisaje de euforia pura, de cada cielo sin pisar por dejar la brújula apuntando directo al sol…
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