RESEÑAS
Empapelados en Rocanrol.

Quien dijo que caminar sobre tierra firme era mantener la cordura, definitivamente tenía razón. Un colchón de papelitos en el piso era el único cable a tierra del cual colgaba la locura de la fiesta.
EL ARRECIFE fue la primera banda en decorar el piso, entre covers -como “Aladelta” de DIVIDIDOS- y mucho Rocanrol.
TRAPOS ROTOS trajo las primeras bengalas de la noche, iluminándolos tanto en temas como “Mejor no hablar de ciertas cosas” de SUMO como en los temas propios.
Hirviendo vegetales
Un enorme trapo, lleno de huellas de manos que rodeaban a “EV”, indicaba quien era el nuevo pretendiente de la noche.
1.30 . “La tía Cartón” despierta a las banderas de palo aumentando la temperatura, como acercándose al infierno para vivir “Una noche con el diablo”, tema en el cual RIKY (voz) desagota con un grito sus ansias acumuladas después de tanto tiempo sin tocar.
Trapos colgados en las paredes y en los parlantes, y una lengua stone colgando de la bata, alimentaban el paisaje. La lluvia de papelitos desembocaban “Donde nace el mar”, donde los arreglos del saxo sobre el final robustecían la canción.
El parlante derecho trajo varias complicaciones (como bajo efecto OFF) a partir de “Ahogados de razón”, pero la incorporación de FACU en la armónica en ese tema nuevo (el cual se destaca por su letra), hacía olvidar el problema de sonido.
A diferencia de los últimos recitales, nos encontramos con un RIKY más conectado a la gente, ya más relajado sobre el escenario, jugando mucho con su voz y con gestos de puños cerrados mimetizándose con cada canción.
Entre cantitos, silbatos y trompetas de cancha, la banda saca a las chicas a bailar con “Está por llegar”. RIKY acompaña a la gente cantando “…se merece rocanrol…”, dejando en claro que “Todos necesitamos de todos”, un tema con acordes al mejor estilo “Satisfaction” de los STONES, donde dos petardos seguidos rompen con el solo de la armónica.
Ésta anticipa el primer respiro de la noche en “Historias perdidas”, donde los encendedores juegan entre la iluminación fija del lugar. Así como RIKY, MANU también jugó un papel tentador, tanto desde el bajo y los coros, como en movilidad sobre el escenario
La ruleta se frena en PABLO, con las fichas puestas en “Ese camino”, en el cual 5 petardos hacen eco al sonido de su batería. Como una droga anestésica vuelven a “Historias perdidas”, para recuperar las gotas desparramadas en el pogo y dejar que ahora sean las banderas las que se ocupen del agite.
Como último recital del año, anuncian que inaugurarán el que viene con un disco nuevo, del cual ya dieron a saborear algunos temas. Una lenta intro de JORDI (guitarra) llama a los encendedores nuevamente, que son opacados por una bengala que deja nada más que 6 metros de visibilidad al escenario durante “El angel protector”; tema en el cual, a pesar de la neblina (ya sea por su mameluco naranja o no), el sonido del saxo se quiso hacer notar. Por cuestiones de seguridad, se pidió que no se prendan más bengalas a lo largo del recital.
La revancha de los petardos
Una intro de dulces escalas del saxo sobre la base de las dos guitarras, hacen de “Shine” de LAS PELOTAS, un cover ya al estilo vegetal que atrajo a los petardos del fondo.
Entre una lluvia de transpiración ajena, se presentan las violas de JORDI y CEMI en “Por la cornisa”, uno de los temas que incluirán en su próximo disco.
Llega “Tanque de guerra” -un rocanrol ya más clásico-, donde se destaca la batería al mando de PABLO. Un simple “Gracias” bastó para tomar respiro, afirmando que “Hay que seguir”, tema en el cual resaltan los cantitos de la gente, los cuales no cesarían a la hora de hacerse protagonistas en “Down the corner” de CREEDENCE.
Ante la ausencia de ALE KURZ (cantante y guitarrista de EL BORDO) llaman a GASTI de LA WAFLERA a cantar junto a ellos uno de los temas más esperados: “El Antro”, donde no solo flameaban los trapos y explotaban petardos si no que volaban las sillas (¿?). Hacia el final, un petardo desata “Maldito rocanrol”, donde los músicos se juntan para despedirse, respirando las ansias de la gente que se desvanece entre los cantitos, rogando una última canción.
150 personas hicieron de este último recital del año, el mejor hasta el momento. Prometen volver con material nuevo para seguir conquistando y saborear el crecimiento, ya desde otro escalón.
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