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Ellas

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La coincidencia de cuatro mujeres poderosas bajo las mismas coordenadas de tiempo y espacio representa siempre e  indudablemente un buen pronóstico. Y más aún si ellas tienen la fortuna y el mérito de compartir sus ideas y música desde las alturas de un escenario. Nada de brillos, cuerpos pomposos o cabelleras platinadas, les sobra para inquietar al público con una intensa fórmula que combina composiciones furiosas y rockeras, letras sin filtro que perturban y una imagen turbulenta.

Desde las 21 los pasillos del Salón Pueyrredón se convirtieron en una pasarela. A diferencia de lo que habitualmente ocurre en los recitales de rock, a simple vista podía vislumbrarse que por lo menos dos terceras partes de la audiencia estaban constituidas por mujeres de todo tipo, color y edad. Y es que si algo instala en el aire la congregación de estas dos bandas, es una suerte de quiebre de las estructuras del pobrísimo sentido común hegemónico, y con ello vuelan los malditos prejuicios, los modelos de cuerpo legítimo instalados y la intolerancia social a lo diferente. Logró construirse un verdadero espacio de liberación y autonomía.

She Devils se subió a las tablas pasadas las 22 horas: Patricio Pietrafesa al frente con el bajo, Pilar Arrese a su izquierda con la guitarra, y en el fondo Inés Laurencena en batería. Las de Banfield arrancaron sin mucha introducción con “Runaways”, tema que abre un histórico disco que grabaron con la banda uruguaya Brainerds en 2004. El público desde el minuto cero sacudió las melodías a la par de las chicas en un intento de pogo, llamativamente no violento, que se acercaba a los movimientos de un bailoteo bolichero.

A continuación sonaron “Morir hoy” y “Nada para mi”, ambas pertenecientes a “Horario Invertido”, de 2007. Si uno trata de analizar las composiciones de este trío con más de 15 años de trayectoria, no le alcanza con introducir las estructuras escuetas y duras del punk rock tradicional, o la crudeza del rock garaje más innovador. Es ago casi indefinible, pero simultáneamente fácil de disfrutar y entender: encarnan la difícil tarea de transmitir con furia una sensibilidad diferente.

“Si estuviera vivo, hoy sería el cumpleaños de Severino di Giovanni”, explica Pilar, actual guitarrista de las Kumbia Queers, en referencia al gran militante anarquista italiano que emigró a nuestro país expulsado por el fascismo, y fue fusilado por el gobierno de Uriburu en 1931. De su disco debut, “La Piel Dura”, solo interpretaron “No importa”, y completaron con “Algo Mejor” y “Angel Fucks”. Si bien el público explotó al ritmo acelerado y sin tregua de los grandes hits “Stella Maris”, Control redondo” y “No lo tomes mal”, los espectadores quedaron sedientos.

Y qué mejor para calmar la sed de rock que la actuación de Rosario Bléfari, cantautora y actriz marplatense, que sigue siendo un símbolo indiscutido de la escena indie nacional. Pero el mérito es compartido por los talentosos músicos que la acompañan: Javier Marta en guitarra (que ha compuesto algunos temas del último disco “Privilegio”), Jessica Ojeda en bajo y Pablo Córdoba en batería.

Para comenzar eligió “Paranormal”, uno de los más potentes del álbum “Misterio Relámpago”, de 2006. A continuación irrumpió la melodía de “Fuego”, primer corte del último trabajo discográfico que con solo dos minutos de duración, que consigue encender la llama del encuentro. Además, de los añejos sonaron “Accidente”, “Condición”, “Por qué?” y “Tuyo.

Un concierto de la ex líder de Suárez supera las fronteras del formato estrictamente musical, y la jornada del sábado no fue le excepción. Lo que la actriz logra montar es un diálogo permanente entre las partes de la melodía. Nada sobra, y todo suma a la perfección forjando estructuras sólidas pero a su vez disímiles y sumamente expresivas. Su historia recorre diferentes ramas del arte y muestra que existen modos no convencionales de crear y difundir cultura popular.

Del trabajo que sacó en 2011 y aún se encuentra presentando, optó por tocar “Ahora entendí”, “Verano”, “Campanario” y “Navidad”. Antes de tomar las riendas de “Familiar”, agradeció a todos los presentes con emoción y manifestó que aquella canción en su escritura representaba, en alguna medida, aquel instante de la noche.

Profesora, poeta, cantante, periodista, rockera. Ella es todo eso y mucho más, pero lo rescatable es que busca siempre superarse a sí misma. En los avatares del rock encontró un espacio de resistencia y emancipación con el que ganó su propio territorio e incluso constituyó un modelo para los nuevos artistas. En contra del fetichismo del género, sigue disfrutando y compartiendo el abanico de posibilidades que ofrecen las sutilezas de la vida artístico musical cotidiana.

Redacción ElAcople.com

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