RESEÑAS
El tango según SUPERVIELLE

Por ahí a este uruguayo por adopción nacido en Francia lo conocen de los créditos de discos como “Sea” y “Eco” de JORGE DREXLER, o de alguno que otro de los de PEYOTE ASESINO o de los proyectos en los que suele participar como son KATO, CURSI o SORDROMO.
Hoy en día, LUCIANO SUPERVIELLE encarna la vanguardia hip-hopera de la zona sin manifestar temor alguno y prender alguna fogata en llamada de auxilio. Este uruguayo con cara de niño lampiño, es el cerebro musical del BAJOFONDO TANGO CLUB, colectivo que ocupa con gente de la talla de JUAN CAMPODONICO y GUSTAVO SANTAOLALLA, entre otros.
De aquí para allá, con los espacios a medio llenar, con las valijas siempre armadas, con el teclado como amigo y compañero de andanzas, LUCIANO SUPERVIELLE ha sabido crearse en nuestro país (gracias al fenómeno de ventas que resultó ser el primer disco de la BAJOFONDO TANGO CLUB) un público devoto; que comienza a ver en este geniecillo de la costa de enfrente, a un fiel exponente de la electrónica, el hip-hop, la milonga, el tango, el candombe y todo lo que se cruce por el camino de la experimentación.
El groove de PIAZZOLLA. Es ahí donde radica y se ramifica la cuestión del por qué del LUCIANO SUPERVIELLE disco solista y del LUCIANO SUPERVIELLE dos días seguidos en La Trastienda de San Telmo; el señor en cuestión fundamenta su base rítmica en ese groove para nada disimulado y hermético en las composiciones piazzollianas y lo hace parte del aire, lo hace situación, dinamismo.
Los dos conciertos que realizó en el pasado fin de semana, fueron sin duda alguna, de las mejores presentaciones de lo que va en el año en nuestro país diezmado de conciertos en vivo. Porque no solo al rock no se le permite expresarse, sino también la inoperancia se lleva puesta a todo lo que encuentra en su camino.
Pero sigamos hablando de lo que es LUCIANO SUPERVIELLE en vivo. En La Trastienda la gente se sienta, disfruta de un trago, escucha los matices, los tonos que despide una guitarra que parece sobrevolar en un aire entumecido, apretado, caluroso. “Perfume” es una canción que no se lleva las miradas, pero sí los aplausos. LUCIANO saluda a la gente y algunos le gritan un tibio y seco “Luli”.
La velada acaba y se cierne sobre la realidad del local de San Telmo, las luces que avisan que el show terminó. Los samplers le permiten a LUCIANO unir en una sola canción un grito desaforado de gol por parte de VICTOR HUGO MORALES y un candombe de EDUARDO MATEO.
El scratch del músico suena hasta el hartazgo, y el cut & paste de la maquinaria electrónica le permite al joven uruguayo seguir mezclando tangos y milongas y candombes por doquier, para decirle chau a una tribuna y quedarse callado el escenario y la gente.
Por ahí, como lo es también Bajofondo, lo DE LUCIANO SUPERVIELLE sea una mezcolanza inédita a la que habría que darle crédito. O por ahí, para los tangueros de base, sea el enchastre y el tango como instrumento de fealdad musical y anodina. Pero nos quedamos encerrados escuchando el disco en una habitación y hacemos oídos sordos a las palabras de más. LUCIANO SUPERVIELLE aparece como si fuera un loop, repetido y simultáneo, se despide nuevamente, y el sonido de vaya a saber qué, sigue en pie detrás del telón que tapa lo azul del escenario.
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