RESEÑAS

El latido del rock

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Enigmáticos, misteriosos, reservados, serios, miles de sinónimos se pueden encontrar para darle nombre a la banda de los hermanos CEREZO -AGUSTIN, EUGENIO y RAMIRO- y NICOLAS FERREIROS.

Cuando finalizó el clip de “La última risa” y paulatinamente las imágenes se fueron apagando, el ambiente se convirtió en una bola de rugidos y saltos de las casi dos mil quinientas personas que ahí se encontraban. Al compás de ese griterío fue saliendo la banda de riguroso vestuario negro. Las luces rojas producían un efecto de infierno demoníaco a punto de estallar mientras los ventiladores hacían lo que podían y los desprolijos cables atravesaban el piso y se perdían por el fondo tras bambalinas.

Hay que decirlo. Los shows de PIER están entintados de color ricotero, de eso no caben dudas. Sin ir más lejos, entre la gran cantidad de gente que se hizo presente en el boliche de Colegiales primaban las remeras de la banda del tándem SOLARI-BEILINSON. Más allá de las similitudes en algunos pasajes de electricidad y de los posicionamientos de la voz del parsimonioso RAMIRO.

Tampoco PIER es un remedo de PATRICIO REY Y SUS REDONDITOS DE RICOTA, aunque de vez en cuando en algunas partes de varias canciones RAMIRO se esfuerce por mantener su voz “en línea recta” en un intento vano de sorprender al nuevo público por su parecido entonar al del INDIO SOLARI. Eso es PIER, también fundado en eso del “oscurantismo escénico” de buscar un mito, perdido después de la separación de LOS REDONDOS, imponiendo la ropa negra ajustada y las zapatillas deportivas multicolores entre mensajes de gala y negritud encontrados en “No puede dejarla (los oscuros lados)”, “De andar elegante” y otras composiciones anteriores.

El show

El reloj marcaba las diez y cuarto y esa era la hora señalada para el comienzo del show con las luces de las infaltables bengalas. “El comodín” es el que sale primero a la cancha para ser descuartizado por la agitación de esos miles. “El Banquete” y “Sacrificio y rock´n´roll” -que bajó a la gente en un sonido compacto- convirtieron a una canción como “La última risa” en un rock enérgico, con la batería entrando por todos los rincones de lo que fue alguna vez un boliche bailable, que permitió escuchar el limpio fraseo del cantante y la guitarra bien firme en una versión casi “Run Like hell” de PINK FLOYD de “El ritual de los pibes atentos”.

Esto fue lo que significó también que muchos de los temas nuevos como “Ángeles del olvido”, “El paraguas malvado de Porota”, “Los pibes” (con una introducción a lo THE POLICE) y “Por vos, los doy” (con el rasgueo de AGUSTIN CEREZO) surtieran algunas diferencias con las versiones originales y sus interpretaciones sonaran más potentes de lo normal. Y que sirvió también para que los punteos solitarios del invitado de lujo FELIPE BARROZO (de INTOXICADOS) sonaran más que emocionantes en “La gorra de Carmelo”.

Así finalizaba la primera parte del show. Muchos corrían a refrescarse y tomar energías. La vuelta de la banda se hizo esperar mientras algunos agitaban sus banderas. Afuera no había lluvia pero sí nubes rojas, las puertas de emergencia se abrían por el insoportable calor que chocaba en los cuerpos. Ante eso y la obvia puntualidad del lugar, los músicos debieron salir nuevamente para encarar la segunda parte del show, que iba a resultar la parte más expeditiva, por decirlo de alguna manera.

“De andar elegante”, “Pulposa satisfacción” y “La ilusión que me condena”, clásicos infaltables en los recitales de PIER, y que, como es costumbre, habilitaron el encendido de más luces multicolores acompañados de más y más bengalas que no paraban de encenderse en el campo al roce constante de los cuerpos y los chispazos.

El final estuvo a cargo de “El narigón del barranco”, “Conmovidos” -otro tema de su última placa “Seguir Latiendo”, y como resultado de esas 21 canciones quedaba el estribillo enternecedor del inédito “Lunares”: “Es mi sangre que te quiere ver brillar, es mi corazón el que te quiere a vos”.

Todas las canciones tienen un hilo conductor que es la pelea por seguir vivos en el mundo del rock, que tiene que ver con el ascenso, sin un techo a la vista por ahora para la gente de PIER y su hinchada realmente fiel; y aunque en el plano musical se los compare inevitablemente con LOS REDONDOS o HEROES DEL SILENCIO, PIER sigue escalando. PIER es PIER.

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