RESEÑAS
El jardín de la alegría

Algunos aún no habían terminado de despertarse de la siesta; otros dejaban la ronda de mate por la mitad; el resto interrumpió la maratón de Los Simpsons que pasan por tele porque las puertas del Teatro de Flores se abrían a las tempranísimas 19 horas. Reggae clandestino en su segunda jornada, frío de guantes y bufandas en Buenos Aires. Mientras, adentro, se cosechaban cosas como estas.
Rosas
Los primeros en salir a escena, con puntualidad inglesa, son los chicos y chicas de Contravos, banda de amigos que inicia su camino allá por el 2007 y un año después comienza a presentarse en vivo junto a grandes exponentes del reggae local. Al mando de las voces femeninas y dulces de Gaby Jurado e Isa Vargas (en coros), Marcelo en teclados, Maxi Papa en bajo, Calo en guitarra, Diego en percusión y Pablo en batería, llevan la bandera de ser “un mensaje de amor” y se presentan el próximo miércoles en el auditorio de Radio Nacional.
Bonsai
Todos tus muertos, con y sin Fidel; Abed Negro; Lumumba. Pablo Molina es quien formó parte de todas estas bandas, y hace su presentación en formato solista, junto a los diez Reggae Lovers. De camisa, chaleco y sombrero de copa, el pequeño hombre comienza su set rondando las ocho de la noche, con un Teatro que lo aguardaba con poca gente hasta el momento. Para empezar, “Rey de Sion”, uno propio, de su único disco solista, “En el valle de la decisión”, donde se luce la voz femenina que forma parte de los coros de Pablito. Más tarde suenan “Quiero que saltes”, del primero disco de Lumumba (1996); “Hyprocrites”, del nunca olvidado Bob Marley, y “Superlógico”en una gran versión de este clásico de Patricio Rey. Para el final y luego de unos 50 minutos, Molina cierra con una de Abed, “Separarse es difícil”, y otra de su discografía propia, “El jardín de la vida”.
Cáñamo
El telón rojo que oculta el bonito escenario del teatro ya se cerró en las narices del músico anterior. Vuelve a llenarse la barra, las rondas de cerveza no paran y tampoco descansan los encendedores. Los espacios entre el público se hacen cada vez más estrechos y el plato principal de la noche no se hace esperar.
Apenas unos minutos pasadas las nueve, los 7 músicos salen a escena. Dos guitarras, dos teclados, un bajo, batería y la dama en coros y percusión arremeten con todo, menos la voz principal, algo bastante típico de algunos reggaeroslocales. En su lugar, la audiencia atenta corea los primeros estribos a viva voce. Para cuando Resistencia Suburbana arranca con el todavía inédito “La fuerza del mar”, su líder Luis Alfa pisa las tablas y es aplaudido y venerado como quien ha visto al último emperador de Etiopía, calculo.
Seguidilla de hits como “Más de una vez”, “El león”, “Si me dejas”, “En tu no”, “Va a servir”, “Volando tan alto” y otro de los inéditos, “Elevar”, son bailados rítmicamente por ese Teatro, ahora sí, repleto.
La actualidad de Resistencia, que lleva ya 16 años de carrera, es su más reciente lanzamiento “Worrrsssss!!!!”, un disco doble y su correspondiente DVD, que registra 24 temas de su amplia discografía, grabados en un concierto brindado por la banda en noviembre de 2006 en el Roxy.
Siguiendo con el show del sábado por la noche, y mientras algunos que vieron luz y entraron se preguntan si la banda sigue con el mismo tema que comenzaron hace unos 10 minutos (otra cosa bastante típica de algunos reggaeros locales) o el porqué de los anteojos negros que lleva puestos Luis, entre otros interrogantes, la “música del gueto” copa el bolichón. “No te calles”, “Cuidado”, “Toma lo que es tuyo” y “Rastone”, donde se luce la voz femenina de la banda, de sangre Alfa y nueva incorporación, nos acercan al final de la jornada.
Dos horas más tardes, varios litros y kilos consumidos después, terminan con el ya clásico y cuasi radial “Por cultivar marihuana”, dedicado a todo aquel que alguna vez haya quedado del otro lado de las rejas por una pitadita.
Cuando se prenden las luces todavía el reloj ni dio las 12. Hay tiempo de una birra más, para el camino.
La mejor banda de reggae de la Argentina para algunos, somnífero para otros. Mística, vibra, energía, Selassie (aunque la mitad más uno quizás ni sabe quién fue) o puro verso y una más del montón. De una u otra vereda, una cosa sí luce bien cierta: una noche de reggae siempre da un buen motivo para relajarse y arrancarse una florcita del jardín de la alegría.
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