DISCOS
El exilio de los rolingas
“El exilio de las especies” tiene más días en los mp3 de quienes frecuentan los foros de Internet que en la calle, ya sea en su formato tradicional o bien en su edición deluxe, la cual consta de una cajita con granos de arena y permite guardar los tres discos anteriores de INTOXICADOS. Estas semanas, entonces, sirvieron para terminar de entender –y sobre todo, saborear- de qué la va el disco.
A simple escuchada, se avizora cierto tono apocalíptico, incluso por supuesto desde el título del álbum, pero principalmente en las letras que escribió PITY esta vuelta. Este síntoma se acentúa en “Un secreto”, el reggae que aparece a mitad de recorrido, el cual dice que “el ser humano está condenado a ser feliz” y esto lo llevará a la autodestrucción.
Tras el clásico instrumental de bienvenida (al Apocalipsis, esta vez), una suerte de canto hare krishna con percusión asiática, suena la primer sorpresa: “Comandante”, un caliente dub que puede ser entendido como la continuación de “Te la vamos a dar”, tema que forma parte de “Otro día en el Planeta Tierra”, de 2005.
Por suerte para su arte, aunque principalmente para los escuchas, no gastaron aquí los yeites a los que estaban acostumbrados. Así, hay menos canción-calamaro (ese género que es capital en el último lustro del rock nacional) y sí nuevos territorios.
“¿Quién soy?”, escrita y cantada a dúo con SOL, sobrina del cerebro creativo de la banda, recuerda al primer CERATI solista, con cierto aire post-punk en el bajo deudor a THE POLICE.
Lo mismo pasa en “Mayonesa” y “África” que, en ese orden, son lo mejor de esta colección de canciones. La primera sabe a tecno de pastillas con toques de pop japonés, gracias a la dulce voz manga de PAOLA GAMBERALE. Además, la metáfora mayonesa-paso del tiempo es sencillamente genial. En tanto, el otro tema funde trip-hop de Bristol (allá MASSIVE ATTACK y PORTISHEAD) con LUCA PRODAN, todo en el mismo track.
Si los acérrimos fans de VIEJAS LOCAS ya se mostraban reticentes a los nuevos rumbos, primero naufragados y ahora navegados, tomados por PITY, esto definitivamente los alejará de lo que el músico tenga para ofrecer, aunque él, generoso, les guiña un ojo al pelar “Me vuelvo al sudeste”, viejo inédito de las épocas rocanroleras.
Los (buenos) hits completan el panorama: “Casi sin pensar”, que incluye prólogo para enseñarnos a habitar la tierra, suena pesimista; “Noche con amigos”, compuesta por el bajista JORGE ROSSI y “Pila pila”, que suena infinitamente mejor a como la conocimos allá por enero, más arrabalera que ranchera y con la participación estelar de… ¡CARLOS GARDEL! en el intermezzo. Probemos el ejercicio de leer la letra llanamente y sin buscarle dobles sentidos. ¿Acaso no es una canción muy tierna que podría ser cantada en un jardín de infantes? ÁLVAREZ conmueve al pedir “pilas, pilas, pilas pa’ mover el corazón”.
Al llegar al final del disco, con los últimos compases de la marchita militar en homenaje a CHESPIRITO –esa que PITY estrenó en exclusiva para ANDY KUSTNETZOFF-, el mismo disco obliga al repeat.
INTOXICADOS encontró su identidad, la cual consiste en desdibujas los límites que en los anteriores trabajos fueron trazando y así empezar de nuevo. El método permitió que hayan alumbrado este LP que es, hasta hoy, de lo mejor que entregó nuestro rock en el año y los corona como el campeón del semestre.
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