RESEÑAS
El dueño del stick

A Tony Levin no sólo se lo reconoce por ser uno de los mejores bajistas del mundo, sino por popularizar un instrumento como el Chapman Stick. Después de sus pasos en 1993 con King Crimson, o en 2009 con Peter Gabriel, en donde dejó en claro el porqué de su fama, en esta ocasión, llegaba para mostrarnos de qué trataba su banda Stick Men.
Al mando de su stick, y acompañado por los talentosos Pat Mastelotto (batería, loops y efectos) y Michael Benier (stick), brindó un set de 100 minutos en el que el virtuosismo y la improvisación fueron los factores fundamentales. Sin embargo, este derroche de técnica no fue excesivo ya que la búsqueda de la canción y del buen gusto se percibió en cada una de las piezas.
Con “Welcome”, que abre su disco “Stick Men” -2007-, dieron por iniciado el concierto. Desde el comienzo, el trío se encargó de experimentar por los distintos sonidos en los que se manejan. Si bien transitan claramente por el rock progresivo y el jazz fusión, las estructuras no tradicionales que utilizan les generan que su mundo sonoro sea infinito. Dentro de una misma melodía se podía sentir estas sensaciones.
Más allá de la figura de Levin, la base rítmica y contundente de Mastelototo (King Crimson y Mr. Mister, grupo de pop-rock norteamericano de los ’80) se transforma en central y determinante dentro del grupo. Por ejemplo, tiene varios pads que le dan una grandilocuencia mayor a su participación. Cuando ejecutaron su particular versión de los cuatro movimientos de “Firebird”, de Igor Stravinsky, su toque fue avasallador.
Como era de esperar, el público alcanzó su mayor grado de excitación cuando repasaron melodías de King Crimson como “Red”, “Indiscipline” y “Elephant Talk”.
Benier, un joven stickista neoyorkino que deslumbró con su diversidad y precisión, cumplió brillantemente durante estas perlas. Sin embargo, las ovaciones se hicieron presentes en todo momento.
Los asistentes, que en su mayoría superaban los 35 años, no paraban de ovacionar a Levin y compañía. Esto provocaba que los músicos se sintieran distendidos y muy alegres en escena. “Speedbump” y “Slow Glide”, algunas de las melodías beneficiadas.
Siempre es un placer que un músico de la talla de Tony Levin se dé una vuelta por nuestro país, y más cuando lo hace con su formidable proyecto Stick Men. Posiblemente, y después de las tres funciones agotadas, el hombre de 63 años quiera regresar por aquí cuanto antes. Lo esperamos con los brazos abiertos.
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