ENTREVISTAS

Diversidad sin joder a nadie

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El año 2004 marcó un antes y un después en el escenario nocturno de la Ciudad de Buenos Aires. La tragedia de Cromañón, en medio de una trama post crisis económica, dio inicio al fenómeno -que hoy continúa- de cierre y clausura de locales nocturnos, boliches bailables y centros culturales. La Fiesta Eyeliner nació en este contexto con un objetivo muy claro. “No había muchas opciones para nosotros ni para nadie y desde un costado punk razonamos que lo mejor era hacer las cosas uno mismo, generar nuestro propio espacio para experimentar, pasar la música que nos gustaba, expresarnos mediante el arte, interviniendo los espacios y dando lugar a bandas.  Y sobre todo conocer a otra gente sin mucha pose esnobista, y planteando un espacio abierto a la libertad y diversidad sin joder a nadie”, explica Rodrigo, uno de los organizadores de la movida.

¿Cómo nació la idea de crear este espacio contracultural?

Todo esto nace desde una necesidad, porque estábamos cansados  de tener que ir siempre a recitales, boliches, bares en los que era  muy difícil y hasta violento conocer hombres que les guste estar con  otros hombres, o mujeres que les guste estar con otras mujeres, o gente
que construya su género y viva la sexualidad más libremente. Si íbamos a espacios autodenominados “gay friendly”, nos sentíamos sapo de otro pozo por la música o la propuesta que tenían.

¿De qué forma definen el espíritu de la fiesta teniendo en cuenta que buscan quebrar moldes, preconceptos y prejuicios?

El espíritu de la fiesta es precisamente el de una fiesta y el de vivir la libertad sin joder al otro. Relajarse, divertirse, bailar  desde los Ramonesa Gilda, o Electrochongo, conocer gente, flashear con alguna banda en vivo o las visuales. Si bien es re difícil romper el molde, hacemos el intento.

¿Cómo es la organización de las diferentes disciplinas artísticas y los músicos que participan?

Hoy somos un equipo de gente, el cuirmutanteam; después de tantos años podría decirse que somos una familia. Tratamos de que cualquiera del  grupo pueda aportar en ideas y gustos. Buscamos una idea que nos guste y en función de eso creamos. Por  ejemplo hubo un tiempo en que se nos daba por crear monstruos para las  gráficas, figuras antropomórficas, representando un poco lo mutante que buscamos, pero no desde lo literal. Otra vuelta sexualizamos dictadores, es decir jugamos con las intervenciones en función del artista que venga. Por ejemplo cuando tocaron las Culisueltas decoramos con frases como Si Kurt Cobain viviera sería Culisuelta.

¿Está dirigida a un público particular o pretende masificarse?

Hoy es bastante masiva, pero desde hace un tiempo empezamos a despreocuparnos por identificar al público. La convocatoria es a cualquiera que  tenga ganas de pasarla bien, respetando al otro.

¿Se puede conjugar en un mismo espacio tantos perfiles diferentes?

Es una de las partes más difíciles y más gratificantes de todo esto. Jugamos mucho con la música,  tanto las bandas en vivo como la música que pasamos. El que quiera solamente un tipo de música acepta las reglas del juego o se aleja. Es maravilloso ver cómo pibitos que nos piden Lady Gaga y no quieren bailar otra cosa, después de unas horas y unas birras de por medio terminan bailando pop de sintetizadores o unas buenas cumbianchas. Además tenemos juegos como el Karaoke trash o el Castillo inflable donde se pierde el miedo al ridículo.
 
¿Cuáles son sus metas?

Lo que buscábamos es generar un  espacio abierto y relajado que permita a la gente relacionarse, experimentar, y repensarse. Al mismo tiempo generar conciencia, preguntas y curiosidad mediante hechos artísticos, las visuales y las intervenciones. Por ejemplo, fuera de lo que es propiamente la fiesta, en su momento recopilamos fanzines y reeditamos las revistas del Frente de Liberación Homosexual, entre otras tantas cosas.

Quieran o no tienen un claro posicionamiento político. ¿Es algo que forma parte de la identidad del espacio?

Claro que sí. Igualmente ese posicionamiento es fruto de las diferentes posturas políticas al interior del colectivo que arma todo esto, que de por si es bastante diverso.

¿Qué mensaje buscan transmitir?

Que podamos ser como se nos dé la gana, que es la forma más linda de vivir. Es un camino difícil pero vale la pena  experimentar con nuestros cuerpos, sexualidades, estéticas, música, pero sin joder al otro.ç

* Fiesta Eyeliner, todos los sábados a partir de medianoche en Salón Real, Sarmiento 1272, Ciudad de Buenos Aires. Entradas a $25.-

Redacción ElAcople.com

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