RESEÑAS
Desde el sur

Así como las bandas internacionales dicen que el público de Argentina es especial, por lo pasional, habría que señalar que dentro del mismo cabe distinguir al de Capital del de Provincia. Y es que el de Provincia tiene más calor, más locura, más canto. Se podría decir que más rock.
El sábado, Almafuerte tocó en el Auditorio Sur de Temperley y allí el “Pan y vino, pan y vino, pan y vino, pan y vino el que no grita Almafuerte para qué carajo vino” no era cosa de tres o cuatro locos, sino de todos los que estaban esperando por que comience el recital; hubo pogo adelante, en el medio y atrás, generando un clima tan caliente, de tanto salto, transpiración y griterío, que hizo olvidar a este invierno que tiene para un mes más.
Fue justo, entonces, que la banda arrancara su presentación con una canción de esas que siempre se quieren escuchar pero que pocas veces suenan: “Desde el oeste”, de Hermética, que fue hecha en una velocidad de término medio entre la violencia original y la tranquilidad con que fue versionada ya por Almafuerte, en su disco homónimo.
No hay grupo que no tenga temas que todos quieren oír pero que sin embargo no los tocan; canciones viejas que seguramente por esa condición emocionan más, porque despiertan recuerdos, momentos, personas, etapas. De estas, además de la ya referida “Desde el oeste”, sonaron “El amasijo de un gran sueño”, “Presa fácil”, “Mano brava” y “Niño Jefe”.
Básicamente, para saber cómo será de bueno un recital de Almafuerte, basta con menos de un minuto de su inicio y prestar atención a Ricardo Iorio, que en el último tiempo pareciera un boxeador, para el que cada canción es un round; entre tema y tema, se seca con una toalla, toma algo, recupera aire y vuelve a la pelea. Entonces, si de arranque no más se lo ve un poco abatido, la noche será cuesta arriba; en cambio, si se lo advierte, como pasó el sábado, pleno de energía, casi no hay demora entre round y round y se disfrutará de una gran jornada de música pesada, para recomendar sin miedo a quedar mal.
Como es costumbre, hacia la mitad del concierto, Iorio se retiró y Claudio Marciello se quedó con el protagonismo, demostrando, con alguna que otra improvisación e instrumentales como “El Ceibo” y “Sopla el Pampero”, su reconocido talento con la guitarra. En la previa al recital, mientras hacían la cola para ingresar al recinto, unos muchachos acordaban que tanto es Marciello para Almafuerte que así como no sería posible la banda sin Iorio, tampoco lo sería sin él.
Nuevamente, el grupo hizo muchos temas de su último disco, “Toro y Pampa”, que salió en 2006 y del que desde hace tiempo se espera sucesor; según contó Marciello, todas las melodías de las canciones del próximo álbum están terminadas y sólo resta que Iorio haga las letras, aunque como éste aclaro que las hará a su tiempo y que no quiere que “nadie le rompa las pelotas”, la salida del mismo es incierta.
El año pasado, el cantante de la banda lanzó su primer disco solista, “Ayer deseo, hoy realidad”, en el que versionó diferentes canciones del rock nacional de otrora; entre ellas, se encontró “Ritmo y blues con armónica”, de Vox Dei, que el grupo hizo el sábado, en lo que fue el momento de agradable color y sorpresa de la noche, con Iorio simulando tocar una armónica imaginaria.
Según contó Iorio, se realizó un análisis de sus letras y se determinó que lo que más repite son tres palabras: amistad, amor y patria. Así, repitió este tridente para introducir canciones como “Toro y Pampa”, dedicada a Manuel Quieto, cantante de Mancha de Rolando, conjunto que invitó a Iorio a poner su voz en “Rock del minero”, de su último álbum, “A cielo abierto”. Al parecer, Quieto se dio una vuelta el sábado por el Auditorio Sur.
Asimismo, Iorio introdujo el tema homónimo de Almafuerte no sólo con el trío de palabras que más escribe en sus letras, sino también declarando que las canciones que cantó ayer, las canta hoy y las cantará mañana “de puro criollo” y, golpeándose el pecho, agregó con grito pelado y verdadero: “¡que viva Perón, carajo!”. Y sí, que viva. Y también Almafuerte.
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