RESEÑAS
Desde el Infierno

Al fondo del lugar, yacía la figura de Cristo crucificado. Sobre el escenario, dos antorchas lanzaban su fuego, acorralando a un Satanás bailarín que despertaba los cinco sentidos de visitantes impacientes. Visión, tacto, olfato, gusto, y oído. Un “sexto” conducía a percibir en el aire que algo endemoniado estaría por suceder.
El maleficio se cumplió: el SEXTO SENTIDO no falló. Aparecieron ellos: EL TONGA (voz), CHINO (guitarra), DANI (armónica), TRAPO (bajo), BRUJA (percusión), RADA (batería) Y CRISTIAN (teclados) confesando tener “Simpatía por el diablo”, mientras una hinchada stone/piojosa sub 18 demostró tener simpatía por estas cercanas majestades satánicas que ya tienen un disco en la calle: “Gente”.
“Scalabrini Ortiz 666, estamos en el infierno” atemorizó EL TONGA, cantante líder. Y en el infierno sólo se escuchó rock and roll. Del local, ese que suena por las calles de Quilmes, por LA 25 (alguna vez fueron sus teloneros). Ese que sale de la boca de algún JOVEN PORDIOSERO o VAGANTE NOCTURNO que antes solía ser un “Chico común”, CALLEJERO pero ahora el “Viaje de vida” lo transformó en un HEROICO SOBREVIVIENTE.
Y que sea rock: Amén
Un rocanrol bien propio, que lucha contra el monopolio yanqui (“defendé a tu bandera” proclaman en “Estrella”), o que se anima a hacerle frente a un guapo como GARDEL en el cover tanguero rockeado de “Cambalache”.
En el infierno también hubo tambores. La murga y el rocanrol fueron otra vez, los mejores compañeros. La banda murguera de Quilmes “LA CHUCRU” sumó diversión en la bananera “País tropical”, o en la cubana idealista “Comunismo y marihuana”.
De repente, el calor infernal del rock desciende a un blues en “Cueva de ratas”, mientras DANI lustra su armónica. “Ay ay ay” suena a “Ritual” de LOS PIOJOS, casi cruzando el “Tercer Arco”. No por nada, EL TONGA se convierte en un símil CIRO cuando canta “Piojoso”, y EL CHINO, guitarrista, aporta su voz recitada en “Caras”.
En el infierno, la publicidad y el figurar es pecado capital. EL CHINO y DANI son los responsables de animar la fiesta y encargados de los bombardeos con fechas, recitales y anuncios parroquiales.
Si de figurar se habla, un vago de Calzada se trepó hasta el escenario para gastar sus treinta segundos de fama arrebatándose para sí la historia cantada de “El preso”.
Después de una hora y media de ritos, el infierno tenía que cerrar sus puertas. Los diablitos “aprendices” (que fueron muchos) seguían encendiendo bengalas, flameando banderas, no querían dejar de rendirles culto. Faltaba lo mejor: anunciar lo que será el día más importante en la historia de la banda. El 18 de octubre llegarán a Cemento. Entonces “La esquina se iluminó”. Ya se huele, se oye, se palpa, se ve, se saborea. Se fusionaron las sensaciones en un SEXTO SENTIDO: lo que será esa noche cuando el infierno los reencuentre, allá “donde suena el rock”.
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