
RESEÑAS
(Des) UBIKA-dos
El recital arrancó -pasadas las 21 hs- con DIRTYDIEGA, cuatro angelitos punk rock con imagen coqueta y belleza dejada. Las chicas pusieron sus ganas en el escenario y hasta entusiasmaron más de una vez al público con sus movimientos sensuales y sus voces hipnotizantes. Quizá faltara un poco de ensayo, pero encantaron a la gente, que casi coreó los covers de THE MUFFS y CRANBERRIES que supieron ejecutar dignamente.
Muchas ganas de YEAH YEAH YES, un teclado y un power trío, con power de a ratos. Quizá por inexperiencia o por timidez, a las chicas no se las veía muy sueltas sobre el escenario. Mucho look pero poca actitud. Fue un breve set que no alcanzó a convencer demasiado a los espectadores -salvo a los babosos de turno- y que sólo levantó cuando tocaron alguno de los covers. ¿Nos vamos?
Los siguientes en salir a escena fueron los chicos de A GRITOS, que no pasaron de ser otra de esas bandas de música pesada de ahora: pose, movimientos robóticos y un cantante que gusta de hablar con el público y pedirle cosas que no ofrece naturalmente. Más allá de eso, el grupo sonó ajustado y parejo, sin romper moldes (ni siquiera para hacer “El amor después del amor”, versionando a FITO PAEZ). ¿Originales? Quizá en Ruanda.
El show de A GRITOS fue impecable por donde se lo mire. Sonaron muy bien, con mucho power, y levantaron la noche que parecía ir en picada. Con un cantante súper carismático e hiperactivo que arengaba a más no poder, y con toda la fuerza de sus canciones, lograron meterse al público en el bolsillo. Si bien el grupo ya contaba con unos cuantos seguidores en el lugar, sin dudas esa noche ganaron más adeptos. Palmas para esta banda, que con claras influencias nü metal no se estanca en ese estilo y hasta se permite hacer una excelente versión de un clásico de FITO. Mejor nos quedamos.
La última banda invitada fue PROPIEDAD PRIVADA. Al ritmo de melodías con reminiscencias funpipoleras y un poco de ska, los músicos brillaron sobre el escenario y dejaron la mesa servida para el plato principal de la noche, ya casi postre. Palabras aparte para el cantante, con una versatilidad en su voz digna de destacar y una gran habilidad como frontman que se robó todas las miradas. “El niño soldado”, de SKA-P, fue ejecutado con tal precisión que parecía estar frente a los mismos músicos. Quedarnos, sin dudas, fue una buena decisión.
Mmmmmm… Si quieren a un cantante provocador y con registro de voz amplio, acompañado por una banda que sabe casi todos los clichés del ska-punk-hardcore melódico, pueden ir a ver a PROPIEDAD PRIVADA o comprarse ”Kum Kum” de FUN PEOPLE. Terminan cayendo simpáticos, sobre todo cuando hacen un hardcore pesadito y denso sobre la basura en las calles como es “Papper on the floor”.
Finalmente –felizmente- llegó el turno de UBIKA, que sin demasiados preámbulos arrancó su presentación pasadas las 23.30 hs. Los marplatenses justificaron necesariamente el tiempo de espera para verlos nuevamente sobre las tablas. Mucha energía y hermosas canciones al mando de una chica con personalidad y actitud bien rocker. Además de ajustados y prolijos, los chicos de UBIKA brindaron un espectáculo brillante y original (puntos extra por esos trajes en rojo y negro).
A lo largo del set se escucharon temas de su último disco “Antigristurbio” (’04), más algunos de sus placas anteriores. Además se “sacaron las ganas” de ofrecer una canción nueva, que fue muy bien recibida por la audiencia presente. Se despidieron pasada una hora de show, y pese a la insistencia del público para que toquen un tema más, la banda no volvió a escena. Para despejar dudas, subieron el volumen de la música del lugar.
Ok. Pero el postre bien podría haber sido la entrada: UBIKA resultó ser una banda más en la noche. Mucho traje, una chica con carácter y alguna que otra canción interesante, pero no mucho más para una banda que goza de cierto renombre dentro del under. La comunicación con sus seguidores casi no existió, llegaron, tocaron y se fueron. Ni siquiera retornaron ante el pedido de bises, aunque seguro eso se debió a la hora (ya había pasado largamente la medianoche). Sonaron bien, ajustados, y por momentos transmitieron cierta energía, pero eso no alcanzó para entusiasmar a las personas que quedaban en el lugar. Sin pena ni gloria.
Acalladas las diferentes voces, terminó la noche del jueves con la impresión de haber participado de un evento versátil. Entretenido para algunos y aburrido para otros, las bandas dejaron lo suyo en el local del centro porteño. ¿De qué depende? De cómo se lo mire.
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