PELÍCULAS

De arriba, de abajo

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Pixar, una compañía que pertenece al gigantesco mundo de Disney, es la encargada de realizar algunas de las más destacadas películas animadas de los últimos quince años. Esto está avalado, lógicamente, por su imponente filmografía, de la cual sobresalen Toy Story, Buscando a Nemo, Ratatouille y Wall-E. Además, para los años venideros, planean lanzar la tercera parte de la historia de los juguetes vivos, continuaciones de Cars, Monsters Inc. y Los Increíbles y nuevos cuentos como El oso y el arco y la prometedora Newt.

Pero ahora es el momento de Up: Una aventura de altura, que se exhibe en los cines de nuestro país desde hace algunas semanas, a salas casi vacías. No porque la película sea mala: es más bien todo lo contrario. Lo que ocurre es que la gripe A mete miedo y muchos son los que prefieren comprar una copia trucha (con mala calidad de imagen y peor sonido) a verla en fílmico.

En el comienzo se narra la vida de Carl, a través de una mirada retrospectiva a un viejo álbum de fotos. En pocos minutos, vemos cómo pasa de ser un niño aventurero a un septuagenario gruñón, malhumorado, que acaba de perder las ilusiones al fallecer Ellie, el amor de su vida. Hasta ese momento, es posible que el espectador haya llorado y reído varias veces… y eso que recién comienza.

Lo que sigue a continuación es casi una lección de cómo no se debe dejar de soñar hasta obtener lo que uno más quiere, ya que pese a sus limitaciones, Carl quiere cumplir el deseo que siempre tuvo su mujer: tener una casa en las Cataratas del Paraíso, un paisaje perdido en Venezuela. El film se permite ciertos surrealismos que hacen que la historia no pierde coherencia. Ahí es cuando el viejito ata cientos de globos a su casa para que salga volando desde algún lugar de los Estados Unidos y aterrice en Sudamérica.

A partir de allí, se desata la aventura propiamente dicha, que incluye a Russell, un boy-scout sin familia, Charles Muntz –ídolo de la infancia de Carl y Ellie, ahora convertido en villano-, un animal fantástico y perros que hablan. Todos en el aire o en tierra, aportando nuevamente a más vaivenes de emociones que mantienen alerta a quien mire.

Quizás el final sea algo apresurado y se resuelva con mucha facilidad, a comparación de todo el desarrollo propuesto en la hora y veinte anterior, lo que lo convierte en otro típico final feliz, argumento suficiente para que cualquiera diga que esta película es de corte infantil. Nada de eso. Las historias de Pixar son de ceño fruncido y exponer a un crío a tantas pálidas, puede hasta ser cruel.

Up: Una aventura de altura

Dirección: Bob Peterson, Pete Docter

Guión: Bob Peterson

Duración: 96 minutos

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