RESEÑAS

Dance and roll

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“Tito Puente meets Daft Punk”, definió el sitio Lunch.com al nuevo disco de KINKY, y no está nada errado. También podrían haber dicho “Santana meets Fatboy Slim” o “Babasónicos meets Prodigy” y hubieran acertado también. Es que en el mundo de los de Monterrey todo se mezcla y salen híbridos extraños y atractivos. Lejos del conservadurismo populista del rock que llena estadios en Argentina, ellos se animan a correr riesgos y apuestan a más.

Pulso electrónico y filo rockero es la fórmula que KINKY adereza con ingredientes que varían de canción a canción. En un solo tema se atreven a arrancar casi rapeando, virar hacia las melodías que remiten al rock alternativo y luego dejar que un organito toque un ritmo cercano a la cumbia mientras el resto del grupo se arrima al heavy. También saben bajar un cambio y coquetear con el dub y hasta con el folklore del norte de su tierra, como en “Snapshot”. Por algo graban para el sello de CHRIS ALLISON, el productor de COLDPLAY y THE BETA BAND…

“Más”, de su álbum debut, fue el que comenzó a subir la temperatura de The Roxy, con el bajo armando una base sólida sobre la que creció una maraña latina-tribal intensa. Casi como “It began in Afrika” de los CHEMICAL BROTHERS, pero made in México.

“Mirando de lado”, con sus instrucciones detalladas para girar la cabeza y ver la vida desde otra perspectiva, puso a todos a bailar. “Presidente” unió una base electrónica sencilla y juguetona con un riff histérico que se calmaba solo en un estribillo descaradamente pop. “Soun Tha Mi Primer Amor” probablemente sea el mejor tema de KINKY: una voz ultraprocesada que suena a scratch, un groove infeccioso, el toque funky de la trompeta y unas pausas imprevistas que le agregan deformidad sin que por eso deje de ser una invitación irresistible al movimiento hasta para el público más frío del universo.

“Salta Lenin el Atlas” es el palíndromo más original y divertido que existe y además es el título del tema que precedió al cover de “Oye como va”. Lamentablemente no se alejaron demasiado de la versión original, pero por suerte enseguida recobraron su toque de distinción con “Ejercicio #16”, una rareza en la que lograron darle onda a un disco con indicaciones para hacer gimnasia. ¡Fullop go home! ¡Que viva el gym rock!

Todo terminó con la atronadora “Radio”, una verdadera postal rockera con todos los músicos desplazándose por el escenario y el baterista tocando (y haciendo coros) de pie. El “Olé, olé, olé, Kinky, Kinky” que se escuchó antes de los bises hace pensar en el inicio de un romance con un público argentino cada vez más propenso a adoptar como propios a grupos de México como MOLOTOV y CAFE TACUBA.

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