
SHOWS
Cuestión personal
La primera fecha del Personal Fest presentó a Kings of Leon y Babasonicos como platos fuertes y acá te contamos lo sucedido el viernes en GEBA.
Nunca hubo discurso más certero acerca del rock que el de Pete Townsend o el abuelo Simpson en el capítulo de “Hullabalooza”. Pero uno no sabe si se vuelve más viejo o más quisquilloso. No logra acostumbrarme a los festivales con cientos de sponsors, infinidad de pulseras, cantidad de promotoras, los diferentes sectores vips y su público. Más que nada porque uno no pertenece a ese mundo.
Hay dos escenarios gigantes donde Devine Fits, The Virgins y The Cribs pasan uno tras otro y yo no puedo diferenciarlos. No sé si son la salvación del rock, pero espero que no. Solo puedo pensar en cómo la vida ha sido injusta con los Gang of Four y cuánto todos les deben. Es más entretenido consumir la variada oferta gastronómica del lugar que, para mi sorpresa, presenta precios accesibles: por la misma plata que salía un agua en el festival Maquinaria, acá podías conseguir una pizza con gaseosa. O un cuarto de helado artesanal. Misterios de la vida. Tal vez una estrategia del gobierno para promediar precios y combatir la inflación.
Con mi poco rockero cuarto de helado, me distraigo entre promotoras y chicas del público: por lo menos algo mejor para ver que los fans de Slayer de siempre y demás huestes del metal a las que acostumbramos. Pero entre los tacos de las señoritas y las camisas de marca de los muchachos y sus bronceados, me siento un poco extranjero con mi vestimenta negra y mi gastada remera de Kyuss. Uno sabe cuando no pertenece. Veo un muchacho a diez metros mío y pienso que tal vez debería conseguir lentes y un sombrero. Oler perfume en vez de marihuana también me llama la atención. No es sorpresa que justo en ese momento aparezca Babasonicos en el escenario. “Chicas ricas no se asusten/esto es solo una fiesta popular”, canta Adrián ni bien arranca el show. Los gritos me dicen que están lejos de eso. Si bien cada vez están más metidos en no despeinarse en el escenario, el grueso del set me sienta bien; “Once”, “Desfachatados”, “Pendejo”, “Sin mi diablo”, “Perfume casino”, “Así se habla”. Son hiper profesionales, desfachatados, provocadores, irreverentes. Pero, la verdad, las canciones para mojar bombachas llegan a molestarme un poco. Sobre todo porque parecen canciones de Sandro disfrazadas de Palermo Hollywood. Entiendo la evolución, la provocación, pero no entiendo cómo se pasa del espíritu Black Sabbath de “Demonomania” y “Egocripta” al homenaje a Palito Ortega de “Risa”.
Me muevo al otro escenario y recuerdo la época donde Kings of Leon recién salían y el video de de “Red morning light” era de fija rotación en MTV (cuando pasaban videos musicales) en horarios estrafalarios y parecían unos rednecks herederos de Creedence. Incluso llegaron al país con su segundo disco en un aburrido show como apertura de los Strokes. De cómo en tan poco tiempo se transformaron en la banda más cool y grande del mundo, eso todavía no lo sé; se cansaron de cerrar los festivales más importantes del globo.
El show comienza de forma interesante con “Mollys Chamber”, “Taper Jean Girls” y “Four Kicks”. Suenan impecables y la gente sabe las canciones, no están ahí de pura casualidad. El público agradece el correcto repaso por todos los discos; “Fans”, “Pyro”, “Be somebody” y un gran momento con “The immortals”. Todo muy lindo, será signos de los tiempos, pero el patrón entre los presentes y las bandas es que todos evitan saltar, transpirar, laburar. Algo que me diga que luchaste toda tu vida por llegar ahí. No la demagogia excesiva, pero algo. Ninguno de los cuatro músicos pierde la compostura en ningún momento, y todos ellos están vestidos como para ir directo al boliche después de tocar.
El concierto es entretenido, pero promediando el mismo, el exceso de cierto tipo de baladas hace que la temperatura vaya bajando. Varias canciones parecen hermanas entre sí y algunas más originales o más interesantes como “Wasted Time” o “California Waiting” son relegadas por otras de mayor éxito.
Creo que generarían algo peor si no tuvieran buenas canciones, pero las tienen. “Sex on fire” y “Use somebody” son los hits, tendrán sus clichés y sonaran a otros artistas, pero son buenos temas. En definitiva, el éxito no dura tanto si falta lo primordial. Pero es un éxito correcto, igual que el show, que en ningún momento tiene vértigo y termina con “Black Thumbnail”; es el único momento de la velada donde la banda se digna a salirse del libreto para despeinarse un poco. Pero para mí ya es demasiado tarde.
Al final es todo una cuestión de gustos. Fueron shows correctos de bandas correctas. Y hay un público que demanda eso y está muy bien. Tiene que haber oferta para todos. El vip, el auto, la chica y la ropa. El colectivo, el sótano, la soledad y la transpiración. Cada uno que elija su bandera.
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