RESEÑAS
Cuenta saldada

Desde la edición de su primer disco “Legendary tales” en 1997, la banda italiana de power metal sinfónico contó con una gran cantidad de seguidores en nuestro país. Sin embargo, con sus álbumes posteriores a “The power of the dragonflame” (2002) comenzaron a perder popularidad y prestigio.
Pero este desinterés se inició un año antes con su debut, el 20 de julio de 2001 en el Teatro Colegiales, cuando su directo dejó mucho que desear debido a ciertas dificultades para representar fielmente su sonido de estudio en vivo. Por lo tanto, estos shows generaban intriga, aunque por los comentarios, Rhapsody of Fire le había encontrando la vuelta a esta situación; era momento de escucharlos.
Adelante, muchachos
Para cada una de las fechas las puertas se abrían a las 18, y desde ese momento desfilarían por el escenario cuatro bandas invitadas por día. El viernes esos lugares lo ocuparon Instinto Salvaje, Volziege, Dark Whisper y Lord Kraven.
El Teatro quedó a oscuras pasadas las 21.30 cuando la introducción “Dar-Kunor” empezó a sonar. Durante estos tres minutos, el público entró en clima moderadamente, quizás porque la emoción absoluta había formado parte del día anterior. Cuando los músicos se ubicaron en sus lugares, después de recibir sus respectivas ovaciones, iniciaron el concierto con “Triumph or agony”, eltema que le da título a su disco anterior, de 2006.
Éste placa es, para muchos, la más floja de los italianos, por eso sus fanáticos no estuvieron encendidos como se esperaba. Si bien el disco no es del gusto de la mayoría, para la banda sí, ya que partir allí debieron cambiar su nombre de Rhapsody a Rhapsody of Fire por cuestiones legales. De esta manera, marcan su nueva etapa, y les pareció interesante arrancar con un tema de dicho CD.
Tras el agradecimiento de Fabio Lione (voz), los acordes de “Knightrider of doom” despertaron a la masa y provocaron un éxtasis que permanecería durante gran parte del show. Al inicio el volumen estaba por debajo del ideal, aunque el sonido fue impecable desde el minuto cero.
Acá el grupo demostró tener un ensamble y un trabajo formidable que ya los absolvía del aquel desafortunado show de 2001. En esta ocasión, lo que único que reproducían por pistas eran los soberbios coros que acompañan varias de sus canciones. Además agregaron nuevas piezas en vivo para solventar otras partes, y que quedaban interesantes.
Por más que muchos fans sabían la lista de canciones, esto no le quitó al concierto ni una pizca de emoción. Por ejemplo, cuando sonó el combo “The village of dwarves” / “Unholy warcry”, la vibración alcanzó altos decibeles generando así momentos irrepetibles que se superarían una y otra vez a lo largo del show.
Los dos pilares
La base musical de Rhapsody of Fire se sustenta en la dupla compositiva que forman Luca Turilli (guitarra) y Alessandro Staropoli (teclados), ya que en cada melodía se evidencia su elocuente creatividad. Tales son sus jerarquías, que Staropoli se sitúa en una posición casi central en el escenario, demostrando así su liderazgo en la banda.
De su última placa, “The frozen tears of angels” (2010), sonaron cuatro composiciones: su primer corte, “Sea of fate”, además de “On the way to ainor”, “Dark frozen world” y la que le da título al disco. Todas fueron recibidas cálidamente, aunque el single fue la que provocó mayor algarabía.
También se pudo constatar que Fabio Lione tiene un caudal de voz fuera de lo normal, pues llega a todos los tonos originales. Aparte de su técnica le agrega un buen dominio de las tablas (las camina con seguridad y comodidad) y del público (los arenga en el momento indicado).
No solo hubo lugar para las aguerridas “Dawn of victory” o “Holy thunderforce”, también hubo espacio para las sentimentales canciones que interpretan en su idioma natal: “Guardiani del destino” y “Lamento eroico”. Si con los clásicos la locura era general, con las melodías románticas la emoción acaparaba el centro de la escena.
Después de tanto reclamar por el himno “Emerald sword”, la banda les dio el gusto y les regaló una furiosa y veloz versión, que sus fans aprovecharon para cantar y saltar como nunca antes. Saludaron y prometieron volver en poco tiempo. Esperemos que esta vez no pasen tantos años.
Finalmente Rhapsody of Fire pudo cumplir con su deuda, y demostrar que en vivo también pueden ser un producto confiable. Poder reproducir en directo tamañas composiciones era una cuenta pendiente que con el trabajo de años pudieron alcanzar. De este modo, sus fans argentinos pudieron disfrutar y comprobar el talento de estos italianos.
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