Cruzando el desierto

“Nothing ever lasts forever” (nada dura para siempre) repite Liam Gallagher en “Four letter word”, tema que abre “Different gear, still speeding”, disco debut de su nuevo proyecto, Beady Eye. La lírica envía un mensaje directo dejando en claro el adiós a Oasis, banda que lo vio ascender a lo más alto junto a Noel, su hermano mayor, desde su disco debut “Definitely maybe”, pieza brillante del brit pop de los ’90.

¿Pero cómo sobrevivir sin tu hermano talentoso? Tarea difícil, teniendo en cuenta que Noel no solo era el guitarrista, sino que también componía casi todos los temas (e incluso aportaba su voz en más de uno). Desde el nombre del disco está la clave: “Motor nuevo, seguimos acelerando”. El “acelere” del que hablamos está presente en el mencionado primer track, o en “Bring the light”, un rock and roll clásico con coros femeninos incluidos que remite a los años 50.

Sabemos de la admiración de Liam por John Lennon; “Millionare” y “For anyone” tienen guitarras acústicas y marcas Beatle por todas partes, lo que las convierte en una fórmula repetida, pero no por eso menos efectiva. Sin embargo, en “The Roller” el acercamiento a “Instant karma” es excesivo, llegando a rozar el plagio.

El mid-tempo, marca registrada de Oasis, está en “Kill for a dream”, uno de los picos del álbum. No nos importa realmente que desafine un poco: la voz del menor de los Gallagher sigue teniendo esa efervescencia que tanto nos gusta, para conmover (como en este caso), y también, por qué no, para hacer saltar a un estadio entero.

La peleas mediáticas y los duelos de egos quedan atrás (mientras Liam sigue criticando, ahora le toca a Radiohead) pero lo que permanece es la música. Y si bien no podemos pedirle a Beady Eye que inventen la pólvora ni que le den nueva vida al rock, se las arreglan para entregar un sólido debut, haciendo lo que mejor saben hacer (sin salirse del libreto), y demostrando que pudieron sobrevivir a la partida de Noel.