RESEÑAS

Costumbre argentina

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En lo que ya es tradición desde el memorable recital en Obras Sanitarias de hace dos años atrás, y con lo que al Cantante le gusta tocar en diciembre en un espacio abierto, la velada comenzó temprano con los españoles de FITO & FITIPALDIS, (compañeros de CALAMARO en un tour previo a la edición del disco), sabroso entremés rockero ibérico dylaniano, de 45 minutos de duración.

Pasadas las 21, se largó la fiesta a puro pogo con “El salmón”, arreglada según SOLARI y dedicada a VICTOR SUEIRO, dándole paso al poderoso opening del último LP, “Los chicos”, recordando a los amigos ausentes.

Detrás del poeta fértil, una impecable backing band conformada por dos FITIPALDIS, el bajista CANDY CARAMELO y el NIÑO BRUNO, baterista, quizás el punto más flojo de los acompañantes, de estilo rústico y tosco evidenciado en la versión de “Paloma”, donde sonó a contrapelo del resto. El binomio guitarrero DIEGO GALLARDO y JULIAN KANEVSKY, TITO DAVILA, especialmente inspirado, a quién se le delegó casi por completo las teclas, y el plus corista bersuitero, el CÓNDOR SBARBATTI y DANY SUÁREZ, completaron la formación.

Con esa sólida pared sonora, todo fue del Inefable Señor Gama Alta, quién dando una cátedra de cómo ser frontman, se adueñó de su propio escenario, lejos de aquellos temerosos primeros conciertos del regreso, distinto de esa timidez y quietud dueñas de su cuerpo.

Ahora el Cantante se cuelga la Telecaster en gran parte del show y bailotea pomelescamente, surgiendo la duda de si CAPUSOTTO se inspiró en ANDRES, o si se trató de un homenaje de parte del Salmón.

El repertorio abarcó a LOS RODRÍGUEZ, con los festejadísimos “A los ojos” y “Canal 69” y los hits de la segunda parte solista, ahondando en “Alta suciedad” (hoy por hoy, un standard en nuestro rock). Para alegría de los más fundamentalistas, varias composiciones de la “obra quíntuple y rebelde” fueron de la partida, destacándose “Lo que no existe más” y “Horarios esclavos”, jamás tocadas antes en el vivo.

Como es típico en ANDRÉS, también hubo lugar para las influencias, y aquí nombramos al tango “Los mareados” y el viejo “Madison Blues”, aprovechado para introducir a la banda y zapar con el gato CIRO FOGLIATTA, participante en teclados y voz.

Pocos tracks se reprodujeron de la más reciente creación: “Mi Gin tonic”, “Soy tuyo” (con CACHORRO LÓPEZ en la guitarra electroacústica), la enorme “Carnaval de Brasil”, perfilada a ser uno de los mejores temas del año; el rocanrolito “Sexy & barrigón” (en el que muchos de los presentes se hicieron cargo), y una distinta versión del primer single, “5 minutos más”.

Quizás sea saludable para el show que revisite sus primeros años en soledad post-ABUELOS para darle un poco de aire y refrescar la lista de temas.

Abajo del tablado, el público se mostró respetuoso y afectivo, dándose el punto máximo de esa común unión (AC se declaró “ateo ó agnóstico”) en los súper clásicos “Crímenes perfectos”, “Loco” -de interpretación funkydisco acompañada por el público animado a bailar estilo años 70’s-; y “Estadio Azteca”, en voz de FITO CABRALES.

El mismo líder de la banda soporte regresó con los suyos para acompañar en los bises: “Me arde”, la propia “Quiero ser una estrella, “Alta suciedad” y “Flaca”, como cierre total y definitivo.

Tras casi una treintena de las mejores y más festejadas canciones de las últimas dos décadas, los músicos se despidieron hasta la próxima y si bien quedaron ganas de más, iluminaron uno de los mejores recitales que pudimos ver este año, con un sonido a la altura de las circunstancias, una ejecución perfecta y con esa voz cantante que vuelve a ser aquella, la de los temas silbados mientras se espera por el colectivo de vuelta.

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