RESEÑAS

Cortina musical

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El telón ya estaba abierto, las lucecitas cuasi navideñas adornaban los atriles de micrófonos. El público, mientras tanto, se dividía entre los que permanecían pacientemente sentados y los que charlaban amistosamente en las inmediaciones de la barra. Hasta que, pasadas las 21, la masa se unió para acercarse tímidamente al escenario.

Arriba de las tablas apareció 107 Faunos, el primer número de la noche. La banda platense, hincha del Loboy amiga de Él Mató a un Policía Motorizado, contó precisamente con dos invitados del mencionado grupo: Santiago Motorizado en bajo y Doctora Muerte en batería. Ambos músicos, compañeros de ruta y de ciudad, aportaron lo suyo para que el show de los Faunos sea un lindo momento para todos. Especialmente Chango, metiendo coros, agitando los brazos, y apuntando su bajo hacia el cielo.

El mini recital se basó principalmente en el último disco de 107 Faunos, Creo que te amo, subcampeón en la reciente encuesta anual del Suple NO, de Página/12. Desde este álbum, pasaron gemas pop como “El imán de lo nuevo”, “Scottie Pippen”, “El jefe de los malos”, “Los amigos del mal” y “Movimiento de las montañas”. También apelaron a la placa debut homónima, con “Pequeña Honduras”, “John Henry”, “Días dorados” y “Calamar gigante nº8”.

Sobre el final, “Pretemporada”, y el corte de sonido + cierre de telón. Ello no impidió que los integrantes del conjunto se despidieran con “Incertidumbre”, todos reunidos al frente, ayudados por las voces multiplicadas de la gente de abajo. A telón semiabierto. Mágico.

Segundo acto: Viva Elástico. La banda consagrada como revelación en el matutino citado líneas arriba salió a demostrar su poderío escénico. Si bien los oriundos de Longchamps corren riesgo de sufrir “inflación” (algo que padecieron los Banda de Turistas tiempo atrás) vale destacar los aspectos positivos del aclamado grupo liderado por Alejandro Schuster.

Para empezar, Ale Schuster es un gran frontman, eléctrico, el primer responsable de que Viva Elástico llame la atención del espectador. Como si fuera poco, lo respaldan canciones de su puño y letra, con estribillos seductores que se te pegan a primera escucha. A la hora de cantar, la voz de Schuster sufre, palpita, transmite emociones, te sacude. Para muchos, “Imágenes de amor”, “Vuelven”, “Complejo adolescente”, “La radio” y “Las motos”, ya son  himnos en sus oídos. Uno escucha en vivo esos temas, y sí, algo tiene esta banda nueva que suena bastante bien. De todas maneras, sería saludable no endiosar lo bueno de Viva Elástico con exageraciones o comparaciones odiosas.

Luego de otro breve receso, llegó el turno de Los Reyes del Falsete en Niceto. El trío sin bajo de Adrogué, usó sus correspondientes 40 minutos de set para rockearla. Alternando entre cuelgues y arranques violentos, las voces pseudo spinetteanas versión zona sur del conurbano bonaerense, pidieron volumen y se lo dieron; pues no pretendían escatimar sonido fuerte.

Tocaron, entre otras, “Las cosas como son”, “El gran cohete”, “La fiesta de la forma”, “Yabrán” y “Mi chica”. Al ver la soltura de estos pibes, cómo exprimen sus violas y la bata, está claro que, al menos en este caso, garpa mucho la fórmula de dos guitarras + batería.

El postre de la jornada arribó a eso de las 23, con Nairobi bajo el brazo. Este conjunto latino de corta edad, paseó su dub encantador por las narices de los presentes, ya relajados, en fase “amor y paz”. Porros mediante, o simplemente careta, era cuestión de permitir que ingrese la música en tu cuerpo, para que éste se mueva solito en pleno trance.

El del viernes fue el primer show del año de Nairobi, con las flamantes incorporaciones de dos Alamos: Pico en bajo y Joaquín en batería. El septeto, aprobado en su gran primer disco, “Wu wei”, por eminencias del género como Mad Professor y Lee Perry, disparó su artillería sonora comandada por Iván Díaz Mathe (alias Ivy Lee). La lista de temas incluyó a “Kuti”, “UFO”, “Agave dub”, “A balon”, “Minerals” y “Channel 12”. Todas bailadas a ritmo cansino, dentro de una atmósfera cargada de base pesada, perillas y delay.

Finalmente, cuando te querés acordar, a los músicos le cierran la cortina, y los patovas de Niceto te desalojan amablemente (no sea cosa que quieras divertirte un segundo de más). Qué importa, la seguimos en el Zaguán Sur.

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