RESEÑAS

Corderos y Rockeros

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“¿De Rock queeeeeeé?” me preguntó un amigo cuando le comenté sobre la banda que iba a ver. “De Rock Cristiano”, le respondí. Me miró sorprendido y yo -haciéndome la ALFREDITO ROSSO versión atea pero espiritual- le terminé de explicar que como existe la Cumbia villera y romántica; como está el Rock chabón futboludizado que llena estadios con gente aún más futboludizada que el propio rock, existe también el Rock que transmite valores cristianos, evangelistas (Gospel Rock) y que por lo que leí y vi por ahí, mueve a tanta gente que ni él, ni vos, ni yo, lo imaginamos.

Dios es amor, KYOSKO lo dice…

Los números de KYOSCO no sólo hablan por sí mismos sino que también nos dan un paneo del circuito en general: último disco de oro; estadios futboleros reventados en varias oportunidades; soportes de artistas internacionales; contrato con una discográfica multinacional (EMI) y un mercado joven evangélico gigante, que crece, que se autoabastece con infinidad de merchandising, que los absorbe y que disfruta de sus shows como una misa dominical, pero con un poco más de onda.

Porque si para algo nació KYOSCO (su nombre es un juego de tres palabras griegas Kyrios = Señor, Osaias = Salvador, Koinomia= Comunión) no es para venderte un sánguche de lechuga y una agüita finamente gasificada, sino para transmitir un puñado de canciones en el que la letra, la poesía y el “EL” con mayúsculas cumplen un rol fundamental. Mensajes con valores sociales, de paz, de amor y fe embadurnados en un rock con ciertas reminiscencias spinettianas, más el power y la melodía de algunas bandas británicas (BLUR+COLPLAY+U2).

FABIÁN LIENDO (voz) es menudito y tiene tanta actitud como el bajista LUCAS REYES y el guitarrista DIEGO BISIO. Cantan y tocan con ganas, les sale de adentro, lo sienten. Si bien el cantante no se parece en nada a PALAU o al PASTOR GIMENEZ, entre tema y tema no se olvida de recordarnos que DIOS nos ama a todos por igual, que no nos olvida y que siempre está. ¿La gente? Chocha. Y hablo de los niños, de los adolescentes, de los jóvenes y de los adultos: no sólo se saben todos los temas, sino que también poguean y saltan con furia cuando el momento y la energía que pulula en la pista lo requiere.

“Estas canciones me las puso Él en el alma. Me han preguntado porque hacemos esto: por la gente que sufre”, dijo LIENDO, y continuaron con un set semi acústico que les dio pie para mechar temas de sus dos discos anteriores: “Dos Instantes” (1997) y “No te alejes de mí” (2001), de los que han vendido más de 15.000 unidades.

“Ultimo track”, “Siempre”, “V.I.P”, fueron los últimos temas de la noche. Son tan hiteros que al finalizar el show tenés sus estribillos retumbando en tu cabeza. Pero Él siempre está. ¿Será el de los cielos quién los ayude a saltar las barreras del circuito rock que los apaña como predilectos corderos de Dios, hacia el mundo del mercado rockero convencional secularizado? Ellos quieren. Que sea lo que Dios quiera.

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