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Coldplay 2.0

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En una industria dominada por la repetición de la fórmula del éxito hasta el hartazgo, COLDPLAY no se duerme en los laureles.

De las influencias latinas y españolas que anticipaban que contendría el disco, poco y nada. Pero sí encontramos en “Viva la Vida” un nuevo sonido, una evolución en la banda. Parecería que con “X&Y” finalizó una trilogía.

BRIAN ENO, el mítico productor que llevó a U2 a lo más alto, se encarga de manejar las perillas detrás de “Viva la Vida”. Logra transportar a los británicos más allá, le da una vuelta de tuerca a su música.

La mano del productor se evidencia en el trabajo de guitarras, bastante más al frente que en discos anteriores, y haciéndonos acordar a la banda irlandesa: el punteo de “Cementeries of London” y el solo en “Lost” son claros ejemplos.

El corte de difusión, “Violet Hill”, es el tema que más se aleja del sonido COLDPLAY. Suena bien roquero, y hasta con guitarras distorsionadas.

En “Yes” tenemos una de los mejores canciones del disco, un estribillo irresistible y la banda acompañada nuevamente por arreglos de violines y chelos. Otro de los puntos altos del álbum es la suite “Lovers in Japan”/”Reign of love”.

Durante “Viva la Vida” se construyen constantemente climas y atmósferas que incluso cambian dentro de un mismo tema, como escuchamos en “42”, con una bella melodía en la introducción a cargo de la voz y el piano de CHRIS MARTIN, y en medio un desfile de cuerdas.
También ocurre esto con la canción que da nombre al disco: los coros, sumados a la orquestación (que atraviesan gran parte del disco), nos sumergen en una gran composición.

Para los que esperan baladas marca COLDPLAY (al estilo “The Scientist”, o “Trouble”) es probable que se lleven una decepción y tendrán que quedarse con los primeros discos. Para los que puedan superar esa nostalgia se encontrarán con una nueva versión de la banda, distinta, pero igual de buena.

Redacción ElAcople.com

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