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Clap your hands say yeah: Quitapenas

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Clap your hands say yeah volvió a Buenos Aires para dar su primer show propio y festejar los diez años del lanzamiento de su primer disco. Fue el viernes, en Niceto Club.

Asombro. Esa es la primera sensación que uno tiene al enterarse del segundo desembarco en el país de la banda liderada por Alec Ounsworth. Es que la excusa de tocar el primer disco de forma completa en las vísperas de su décimo aniversario no es algo que se acostumbre en el indie y menos con un grupo que apenas tiene justamente diez años de carrera; eso es algo que hacen las bandas de estadio después de treinta años en las rutas. Pero más allá de la rareza, obviamente la propuesta de escuchar un disco tan particular como ese es bien recibida.

Parado al frente con un megáfono, Alec no necesita decir nada para que la gente haga físico el nombre de la banda con la inicial “Clap your hands”. Tímido y refugiado bajo una gorra, lo suyo es empuñar la guitarra y cantar con esa voz tan particular un puñado de canciones melancólicas y felices a la vez. Y el público parece estar entregado desde el principio a esas canciones. Hay algo emotivo y esperanzador, al mismo tiempo que triste, en canciones como “The skin of my yellow country teeth”, que en vivo pierden las sutilezas y CYHSY se transforma en una banda diseñada para el baile, casi rockera, cuando todo Niceto corea los teclados del tema. ¿Quién dice que el indie no sabe divertirse?

Las dudas que podía generar el show quedan borradas inmediatamente después de canciones como “Is this love?” y “Heavy metal”. Lejos de la introspección y la solemnidad del género, se engrandecen y se ve que, en esencia, son un grupo de rock con otra búsqueda. Si Talking Heads hizo escuela fue en este tipo de músicos.

Alec Ounsworth, básicamente el responsable de Clap Your Hands Say Yeah, tiene pocos dotes de frontman. Esa timidez hace que, por momentos, cuando se dirige al público, la mitad de lo que dice no logra entenderse. Pero esa misma fragilidad hace que momentos como “Strangled Caravan”, solo en el escenario con su guitarra, se vuelven intensos y hermosos. En este caso el balance no es necesario.

Afortunadamente, con canciones como “Satan said dance”, “Comig down” y “Adam’s plane” nos dicen que lo mejor no fue hecho ya; este show simplemente fue una celebración. No hay nada de malo en haber creado algo bueno y estar orgulloso de ello. Hasta en eso la banda tiene una postura diferente.

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azafatodegira.com

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