
SHOWS
Cerca de la Luna
El sábado, en el Luna Park, Las Pelotas presentó su nuevo disco, “Cerca de las nubes”, con un gran show de dos horas y media.
Si como dicen en el tema que da nombre a su último disco, “lo vivido es el combustible”, bastante deben haber vivido estos “viejitos”, que mostraron durante dos horas y media un derroche de gasolina vital. La excusa fue la presentación de su álbum de 2012, “Cerca de las nubes”, y a las 21.21 exactamente se apagaron las luces de un Luna Park repleto que coreaba canciones de cancha -de estadio a esta altura- llamándolos a escena. Las cuerdas sintetizadas de “Cuántas cosas” abren, como en el disco, una lista de 35 temas que se sucederían hasta la medianoche.
El comienzo es en un tono más bien tranquilo, con gran protagonismo de las texturas new wavers de Schachtel y Sussman y un Daffunchio sin guitarra, concentrado en cantar los dos lindos primeros temas del disco y el show. El entusiasmo de la masa pelotera se manifiesta de diversas maneras pero siempre con un modus operandi similar, que sería el de la entrega total al espectáculo, aunque eso implique que reiteradamente un joven abuelo le pida a dos gorditas en el pullman que se sienten y dejen disfrutar a su nieto del show, o que el mismísimo ex Sumo pida a uno con una bandera con un gran “Merlo Norte” que la baje para que vean los de atrás. Ninguno respondió, demostrando su total entrega a la causa del agite, esa energía característica, que opera magnéticamente. Vi a un joven bajando las escaleras del palco al trote, con su novia de la mano, y a medida que se acercaban al campo eran invadidos por un impulso a agitar fuerte el brazo. Casi que era palpable la energía de ese público.
Pero lo que nos convocó estaba arriba del escenario, también. Y, allí, los músicos fueron recorriendo toda su discografía casi sin tocar “hits” entre medio de una buena parte de “Cerca de las nubes”. “Qué podés dar”, “Tormenta en Júpiter”, “Si la distancia” o “Día feliz” aparecían entre los temas de su disco nuevo, cuyas versiones en vivo suenan muy bien, muy fieles a las grabadas, aunque con un cierto relajo que también, en definitiva, aparece en el disco.
“¿Estamos bien?” preguntaba una y otra vez el cantante, como si no se viera bien. Y hasta dijo “No saben lo lindo que se ve desde acá arriba”, mirando a la masa pelotera con sus lentes oscuros puestos. Por momentos, me da la sensación de que Sergio Ch. de Ararat se le parecerá en unos veinte años. Así, con gorrito puesto, mostraron “Eso que pasó”, “Las voces” (un lindo tema con aire funkero y que tiene algo, a su vez, de “Salvaje”, de los recordados Peligrosos Gorriones), “Cerca de las nubes” o el festejado “Escondido bajo el brazo” (“so-so-so-soy un pato”), tocado sincronizado a la perfección con el video emitido por una pantalla con forma de ojo.
La segunda mitad del show, ya mejor ubicados, podríamos señalarla con “Saltando” y “Que estés sonriendo”, un tramo reggae muy festejado y coronado con un sonoro “Vamos las peló”. Luego, y con intención de homenajear al desaparecido “Bocha” Sokol, hicieron una versión de “Para qué”, un tanto sobreinstrumentada. Es que lo lindo de esa canción era lo simple y despojada que sonaba y aquí le agregaron cuerdas, séptimas mayores, capas y capas de notas que atentaron contra la magia natural de su original.
En cambio, se despacharon después con una seguidilla de temas más intensos, como “Quieren más”, la T-Rexiana “Peces”, o la casi electro “La cuerda”, y así hasta “Sin hilo” y “Esperando el milagro”. Sin dudas que armar una lista de temas no es una cuestión menor para tipos con oficio como ellos. Con “Que sea” dieron cierre a la primera lista, y “si quieren más, van a tener que pedirlo”. Así, tres veces salieron a hacer bises y allí sí, sacudieron con lo más festejado de la banda los “hits”, si pudiera decirse algo así. “Cuándo podrás amar” y “Bombachitas rosadas” para el primero, “Capitán América” y “Shine” para el segundo y “un par de temas de nuestro hermano mayor” para el final como “Yo quiero a mi bandera” y “No tan distintos”. Dos horas y media de gasto de combustible permanente, y salida directa hacia los choris de la puerta. Como en la cancha.
*Fotos por Fabiana Solano.
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