ENTREVISTAS

Casi Famosos: Full Chamba

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Conocé a esta banda que propone “encontrar la belleza en la jungla de concreto” y presenta su EP debut. “No es un disco para poner de fondo, es para escucharlo y viajar con él”, aseguran.

Alfonso Devoto, el cantante de la banda, explica que Full Chamba es una expresión usada en Perú para designar que uno está cargado de trabajo; sin querer se encontró con esta expresión, que enseguida entendió que debía ser el nombre de su grupo. Con letras y melodías que nacen a partir del dolor de la ruptura amorosa, propone un viaje por la Ciudad de Buenos Aires en los seis temas de su EP debut y homónimo.

A pesar de que los músicos que lo acompañan tienen como proyectos principales Ese Perro (Pedro Devoto en beats electrónicos y Rocco Aguado en teclados) y 57 Elefantes (Claudio Vázquez en bajo), apuesta a construir un nuevo disco con esta formación y seguir evolucionando como frontman. Por nuestra parte, charlamos con él para conocer más acerca de su música y el proceso de creación de su primer material.

 ¿Qué es Full Chamba? ¿Cómo nace este proyecto?

Full Chamba nace a principios de 2013. En noviembre de 2012 yo tuve una serie de rupturas; una tuvo que ver con mi banda de toda la vida, un grupo de gente con el que yo estaba trabajando que eran mis mejores amigos. Y la otra ruptura fue amorosa: me dejó una mujer muy importante con la que había estado cuatro años dando vueltas, y eso me mató. En un primer momento lo que atiné a hacer fue empezar a reunir canciones que me remitieran a ese pasado con mi chica, quise compilar las cuatro canciones que le había compuesto específicamente y que le había regalado. Empecé a sumarle ideas que además me remitían a ella porque las había hecho pensando en ella, y después se empezó a ampliar un poquito la cuestión, y toda melodía linda que tuve me fue remitiendo a ese momento porque termina la relación pero uno se queda del lado de adentro del laberinto.

Así empecé a armar canciones en mi habitación, como un ejercicio de catarsis. El concepto del disco que quería armar era una propuesta indie, armarlo yo en mi casa. Hasta que un día mi hermano, Pedro, me recomendó que escuche lo que habían hecho los Hippidons con Mauricio Tovar como productor, que es el batero de Ese Perro. Cuando lo escuché me voló la cabeza. Le mandé canciones a Mauri, unas cuatro que a mí me parecía que andaban bien, y pasó lo de siempre: el conflicto de que a uno le gustaba cómo sonaba y el otro quería llevarlo para otro lado. Él escuchó las canciones y me dijo que podíamos o darles un barniz a las maquetas y que iba a estar bien, o que si confiaba en su visión podíamos hacerlo desde cero, dándole más bola a las melodías. Le respondí que creía en su criterio, que él era el productor y que quería darle el trabajo y la confianza como para hacer las cosas por el rumbo que él quisiera. Al final terminó realmente valiendo la pena el esfuerzo.

De estas canciones que hiciste pensando en esa mujer, ¿se mantuvo algo fundamental o fue todo de cero?

Lo que pasa conmigo es que yo soy más músico que cantante; me sale más fácil generar toda la paleta sónica por atrás, el entramado, antes que el mensaje. A veces tengo el complejo de que no es demasiado importante, o de que a nadie le puede interesar demasiado lo que tengo para decir. Quizás las maquetas que le mostré a Mauri estaban muy construidas desde lo sónico y más bartoleadas desde lo melódico. Creo que lo que vio él es que teníamos que darle una vueltita de tuerca a las melodías, y además sacarle un poco cierta manía que yo tenía hasta ese momento de hacer una música menos comprometida con lo sentimental  y más cercana a lo bailable. Me parece que es lo que hace un buen productor: ver lo que el artista está muy cegado para ver. El ejercicio que yo hice fue tratar de salirme completamente del eje de las decisiones al nivel de lo musical, e increíblemente afloraron muchísimas cosas personales que por ahí yo estaba dejando afuera. Pero, bueno, en el momento a uno le cuesta, que toqueteen la música de uno es difícil.

Estás tocando con músicos que tienen otros proyectos, ¿aspirás a tener otros músicos que puedan dedicarse a Full Chamba exclusivamente o a mantener esta base?

Eso es difícil de saber porque sería como pretender hacer el tercer gol antes del primero, porque la verdad que en este momento estoy muy cómodo. Miro para un lado y está mi hermano; miro para el otro y está mi tecladista de toda la vida; miro para allá y está Claudio que es un miembro de la familia de Ese Perro. Somos familia y en ese sentido me cuesta pensar en cambiar en este momento, pero además sería muy precipitado contestarlo porque todavía no hicimos canciones originales con los chicos, y si hay gente talentosa en esta ciudad, son los que me acompañan en este momento. Me encantaría en el invierno estar grabando un disco con los chicos. Porque en este primer disco el único músico que participó, además de algunas voces amigas, fue Rocco en teclados. Pero iremos viendo porque ellos no tienen todo el tiempo del mundo para ensayar.

En esta primera propuesta de seis temas, ¿tuviste alguna influencia o qué estilo pensás que transita?

Los slogans que cranié son cool bufarra y kinky tango; cool bufarra es un chiste interno del grupo de amigos que es absolutamente ajeno a la pedofilia, pero solemos decir que una música es bufarra cuando se zarpa en sensible. Como podría ser Cristian Castro, por poner un ejemplo de bufarrez groso; además, con mi banda anterior nos habíamos puesto la idea de que ponernos demasiado sensibles no tenía onda. Pero yo soy una persona muy sensible, y de hecho el disco tiene un origen completamente sensible, como es una ruptura amorosa, entonces no podía desentenderme de los sentimientos. Me di cuenta que cool es todo aquello que vos consideres cool o hagas cool, y nos recostamos muchísimo en los climas, en la sensibilidad. Yo volví a escuchar mucho a mis primeras influencias nacionales como Fito Páez, Charly García, Spinetta, Calamaro. Tuve un año muy ligado a esa música. A la vez propuestas muy lindas de afuera como Wild Beasts, siempre Radiohead también.

Te diría que si hay influencias en el disco tienen que ver muchísimo con eso: con volver a enamorarme de mis primeros amores musicales. Volví a respetar y a respaldar las influencias de gente que yo había dejado de escuchar. Como decir que uno mata a los padres, deja de lado a aquello que tanto lo influenció, y hasta un poco reniega de todo eso. Y esta vuelta fue como cuando estás desamparado y volvés a tu casa, volvés a tu familia. Y kinky tango porque reconocemos en nuestra música principalmente la angustia de una mujer que se fue, y todas las reflexiones que trae eso atrás. Kinky porque me gusta pensar que mis letras o los climas que genero son sensuales y que las letras que hago siempre tienen como una impronta sexual suave, no pornográfica.

¿Pensás seguir transitando un sonido similar o te interesa ir mutando?

Todo lo que te diga va a ser parcial porque tengo que estar en la cabeza del productor también; ya me di cuenta que nada va a ser como a mí me parezca que tiene que ser, y que está bien que así sea. Pero, como te digo, el disco estaba planteado con una impronta rítmica en la que se transmitían los sentimientos pero el ritmo no se negociaba. Con los chicos lo planchamos al disco, y eso hizo que fuera mucho más coherente el mensaje. En ese sentido estoy mucho más conforme, pero a mí me gusta la arenga, me gusta moverme, me gusta bailar, me gusta pedirle a la gente que haga palmas y que coree los temas. Entonces, lo que necesito en este momento es balancear la lista de canciones; en el disco, de seis hay cuatro canciones que por ahí son más planchaditas. Yo creo que, pasado el mal trago de la disolución de mi amor, y ahora que estoy recompuesto, quiero transmitir alegría. Sin dejar de lado cierta reflexión, pasajes armónicos grises, medio tangueros, porque siempre está esa angustia de Buenos Aires también. Pero quiero levantar un poquito.

¿Por qué crees que deberíamos escucharte?

El slogan es: “que hagan la que les pinte y la cuenten como quieran”. Si ponés play y te gustó escuchalo; si pusiste play y no te gustó no lo escuches: terminemos de odiar a la gente que propone cosas. Y esto tiene que ver, por ejemplo, con que en el ambiente de lo musical cada vez escucho a más gente odiar a Tan Biónica. No puedo entender la fijación que tenemos como argentos o como porteños de agarrárnosla con el que levanta la cabeza y la saca por encima de las nubes. ¿Qué problema tenemos con el que le va bien? Si en definitiva nadie nos obliga a escuchar. Pero sí me gusta pensar que mi música propone un viaje, tratando de encontrar la belleza en esta jungla de concreto que es Buenos Aires. La propuesta es un poco esa, la de generar una pileta en una terraza; la situación onírica en un lugar que te propone violencia constantemente. Tratar de alejarnos de eso, de pensar que el objetivo está encontrar el cielo en lo poco que podemos ver de él. No creo que sea un disco para poner de fondo. Pienso que es para ponerlo, escucharlo y viajar con él.

*Este sábado 8 de marzo, a partir de las 23 y con entrada gratuita, Full Chamba se presenta en La Cigalle (25 de Mayo 597, Ciudad de Buenos Aires).

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Redacción ElAcople.com

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