OPINIÓN
Carta de despedida

Y un día dejé los dibujitos; de repente ya era un chico grande. Y en la casa de mi mamá apareció un disco de los Beatles. Y en la de mi papá aparecieron casettes tuyos. Y de Charly y de Fito. Y me sumergí en ustedes y en películas y en libros. Y mis amigos ocupados en conseguir chicas y alcohol de algún modo. Y yo me quedé con conocer más de vos. Y conseguir más de eso que me hacía bien: un riff de Pescado, una melodía de Almendra, una letra de Invisible. A la mierda la tarea, a la mierda levantar chicas, a la mierda ir a bailar.
Y fui creciendo. Y me interesaron las chicas, la política, lo que andaba mal del mundo. Y de repente Charly y Fito ya no me hablaban tanto como antes. Me hablaban Pearl Jam, Husker Du, The Cure, Nick Cave, Suede, etc… Pero vos nunca me dejaste de hablar. Vos siempre estuviste ahí, como el mejor amigo o el mejor psicólogo. Me enseñaste acerca de la belleza. También eso de que mañana siempre es mejor. Hoy sé que mañana no va a ser mejor. Porque ya no va a estar ese lugar de resistencia en el que tanto me refugiaba. No. Nos van a contaminar con más porquerías descartables. Y yo, egoísta, enojado, porque no escucharé una nueva melodía tuya, una palabra inventada, un chiste en algún show tuyo.
No poder verte… ¿Cómo nos privás de eso? Me quedan tus discos tan perfectamente ordenados, tus Lp’s que se van decolorando con el tiempo. Tu caja de tus bandas eternas, que se cansa de juntar polvo por no saber dónde ponerla. Y me quedan tus casettes; esos que escuchaba mi viejo cuando era como yo: idealista, loco, lleno de sueños.
Tuve el mejor ejemplo de él y tuve el mejor ejemplo de vos. Y sueño el día que mi hijo o hija vea al señor de la tapa del primer disco de Almendra y entre en tu mundo. Si yo soy lo que soy es en parte por vos. ¿Cómo querés que no te llore, Flaco? ¿Cómo querés que no te extrañe? No te alejes tanto de mí.
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