SHOWS
Carajo pisó el freno

El presente se le había complicado a CARAJO cuando su baterista, ANDRES VILLANOVA, se quebró el hueso escafoide de la mano izquierda andando en bicicleta y se vieron obligados a cancelar todos sus shows por tiempo indeterminado, incluyendo un Obras y una gira por Latinoamérica.
“Hace 2 meses que estoy con el yeso, tengo que operarme, me van a meter un tornillo y después, como mínimo, otros 2 meses más de recuperación” le dijo el joven batero a EL ACOPLE, y explicó que “después de charlarlo con la banda, nos dimos cuenta que hacer un acústico era una buena salida”.
Buena o mala, era la única manera que tenía la banda de no quedar parada por un tiempo prolongado sin buscar un reemplazo, y se lanzaron a hacer dos funciones en la misma noche en el Teatro ND ATENEO presentadas como Electroroto Acustizado 2.1”.
La primera fue veinte minutos después de las 21 a sala llena, la segunda a la medianoche con varios claros en las butacas que salían 25 mangos.
Como era un teatro, todos los presentes se mantuvieron sentados, pero llamó la atención que el público –el de la segunda función al menos- acatase por demás las órdenes, manteniéndose en silencio y sin levantarse del asiento durante toda la noche.
Nadie prendió un pucho -menos un faso-, no hubo ni siquiera un efusivo que amague a emocionarse con un tema e intente verlo parado hasta que, promediando la última pieza, el frontman los invitó con un: “¡A ver si se paran loco!”.
La puesta en escena fue atípica para el trío liderado por MARCELO CORVATA. Al levantarse el telón se vieron dos baterías -la de ANDRES a un brazo y otra que era golpeada, menos mal- con los dos palillos por la baterista de BOTAFOGO y DECENADORES, SILVANA COLAGIOVANNI, una percusionista, un teclado, tres caños, una corista, una viola, el bajo del vocalista y una criolla en manos de TERY, el tercer integrante.
Lo que sonó durante la noche fueron reversiones de los temas de la banda hechos especialmente para esta ocasión, en los que hubo reggae, bossa nova, folklore y rocanrol. Así la banda bajó tanto los decibeles y su velocidad que perdió la fuerza, aliada y primera virtud de CARAJO.
La voz de CORVATA, que se presta más para el grito y la incitación al pogo en un sótano lleno de hardcores, quedó descolocada en este marco, y el ritmo tan cansino que le imprimieron a las canciones dejó una violenta quietud sobrevolando el lugar.
La gran producción que le metió la banda a la presentación incluía una tenue iluminación y una pantalla muy grande por detrás de los músicos donde se proyectaban todo tipo de paisajes o imágenes de colores que nada significaban, pero que se conjugaban con los temas que iban pasando y le daban un marco interesante a la oscuridad.
En plan slow tempo pasaron varios temas como “Ironía” -apoyado en un teclado y acompañado por un suave golpe de pandereta-, “El Error”, “De frente al mar” y “Llanto espiritual”.
La pasividad reinante se rompió en pedazos con la versión disco de “Triste”, una adaptación hiphopera de “Algo en que creer”, y un rocanrol setentoso con NICOLAS de VITICUS llamado “Qué tienes para dar”.
“Atrapasueños” fue una bossa nova; “Estilo de vida” llegó con bombo legüero, MAIKEL de KAPANGA, y todos de poncho y palmas, y “El vago” fue una versión dub conducida por los vientos de REY GURU.
No faltaron los covers como “Poison Heart” de LOS RAMONES, en una versión que no contagió a nadie, y “No tan distintos” de SUMO, que ganó ritmo con los caños pero patinó en la voz, que extrañamente se asemejaba más a la versión de DIEGO TORRES que a la de LUCA.
Para un final a pura murga, con bombos y redoblantes sobre el escenario, se guardaron su primer hit “Sacate la mierda”, donde incluyeron loablemente un fragmento de “Matador” de LOS CADILLACS, justo ahí cuando CORVATA trataba de arengar a su gente.
El pasado viernes CARAJO dio un show pese a las dificultades que habían sufrido, y le pusieron ganas y mucho laburo al asunto, reformulando toda su música para un show acústico. El resultado no fue de lo mejor, ya que este estado musical no es para cualquiera y a veces una vuelta de tuerca tan grande puede significar que dejar la violencia, velocidad, y electricidad de lado, sea un camino que pueda desembocar directo en el tedio.
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