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Cantándole al Rey

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El jueves, en Niceto Club, John Mc Inerny con su banda Elvis Vive hizo una nueva función de su homenaje a Elvis Presley.

Hacia abril de 2012, se estrenaba “El último Elvis”, la primera película de Armando Bo nieto, que contaba la historia de Carlos Gutiérrez, un obrero convencido de que vino al mundo con el don de poseer la voz de Elvis Presley y que dedicaba cada minuto libre a imitarlo, en fiestas o noches de bar.

El film tiene un génesis singular: su protagonista, John Mc Inerny, no era actor sino arquitecto y además realmente imitador del Rey del Rock and Roll; al descubrirlo, el director comprendió rápidamente que había nacido para encarnar al héroe de su relato. Y, en consecuencia, el resultado fue una gran película que, después de vista y de conocida su anécdota, deja con ganas de ver a Mc Inerny y su banda.

Justamente, la formación Elvis Vive se presentó en Niceto Club el jueves, para continuar con su tributo eterno a su ídolo. Y lo primero que puede comprobarse, para tranquilidad de quienes se habían encariñado con John, es que el frontman no está loco ni mucho menos; la creencia de que es la reencarnación de Presley es cosa del film, puesto que su show pasa por un homenaje consciente y no por la fantasía de estar viendo a quien dicen que en realidad nunca nos dejó.

“Una gran alegría estar otra vez acá, con mucho frío pero estamos”, saludó el cantante, refiriéndose irónicamente al calor insoportable que hizo en la jornada y que él debió sufrir más que el resto ya que el traje de Elvis, por más temperatura que haya, no se negocia en su vestuario y siempre está presente. Más aún, desafiando al ardor, el recital como corresponde tiene su base en el viejo y querido rock and roll, con canciones como “I Got a Feelin´ in My Body” o “Blue Suede Shoes”.

Uno de los méritos del espectáculo es no reducir la oferta a la presencia de una gran voz sino también mostrar a una formación impecable. De hecho, cada uno de los músicos tuvo su momento de demostrar exclusivamente su talento ante el público; así, por ejemplo, se destacó Mauro Ruiz con su guitarra en “Johnny B. Goode” y también Ayelén que dejó de hacer coros y entonó sola “Fever”. Asimismo, el tecladista Rodolfo se lució con sus solos durante todo el show, aunque el cantante lo acusó: “¿Estás sobrio? Porque te tomaste todo el whisky que me dieron”.

No faltaron, tampoco, los invitados especiales como Rosario Ortega, que fue introducida como “una gran cantante” y que hizo dúo de voces en una canción de su papá, “Del lado del corazón”, y en “Love Me Tender”. Seguramente, pocos esperaban que en un conjunto homenaje al Rey apareciera una canción de Palito Ortega, pero a John se le perdona; lo bueno del show le permite correr ese riesgo, por ejemplo.

Finalmente, resta mencionar que no solo de rock and roll fue la propuesta sino que también hubo espacio para las baladas. ¿Y cómo no va a haberlo si Elvis cantó las más hermosas? “My Way”, “Silvia” y “Always on My Mind”, por caso. Y había que ver a los amigos, entre el público, como coreaban abrazados el estribillo de “My Way” o cómo sonreían las mujeres, agradecidas, cuando John ahora sí creyéndose el Rey les dedicaba “Always on My Mind”. Una lástima que el segmento no incluyó “Unchained Melody” , cuya inclusión en la película representó el mejor momento de la misma, el más emocionante; será para la próxima, entonces. Porque tiene que haber una próxima.

*Fotos por Fernando Fernández

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Redacción ElAcople.com

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