ENTREVISTAS

Canciones hemorrágicas

Por  | 

Hacia fines de agosto era un secreto a voces. Un oído al pasar durante un show en La Trastienda (de otra banda) recogió el dato de una charla entre amigos del palo y actualizados: Goy, el cantante de Karamelo Santo, dejaba su banda de toda la vida. Aquella con la que caminó desde Mendoza hasta el porteño barrio de La Boca, para convertirse en uno de los grupos más prolíficos y populares de la escena alterlatina. Con las mismas ganas también llegaron a Europa, en donde giraron al menos una vez por año desde 2002. En definitiva, la primera quincena del último septiembre cerró con el anuncio oficial: Goy abandonaba el barco por “motivos personales”.

“Mi stress no me dejaba disfrutar mi trabajo con la banda”, explica dos meses después de aquel anuncio. Habla en pasado, dice haber dejado atrás aquel estado. Amplía: “Tuve todo tipo de cambio; me separé de muchas cosas, desde lo familiar hasta lo profesional. En Karamelo Santo sentía que había que aplicar una aceleración y un recambio de vector a muchas cosas, artísticamente y de oficio, pero me sentí un poco solo en eso, lo que determinó mi ida”.

Entonces, ¿qué trae de nuevo, qué piensa aportar a la música, más de lo que ya dio con su grupo? De esto se trata: “Recuperé la magia de saber que mis canciones pueden funcionar y levantarle el ánimo a cualquier persona, sin un logo ni marketing armado previamente. Estoy componiendo hemorrágicamente y recuperando una paz perdida. Hoy apuesto a algo que creo debe empezar a caminar: un eslabón perdido entre las raíces y el rock, pero es solo una abstracción. Debe rodar, caminar, golpearse y crecer con el tiempo; con otros tiempos, no los que te exige el mercado. La idea es mezclar más folclore con reggae y punk, pero del rock al folclore. Quiero que la gente del rock se acerque al folclore, no al revés”.

Coherente con sus ideas, Goy está tocando en formato acústico y colgando canciones ídem en su Facebook; pasa revista por géneros básicos (cuecas, reggae, chacarera y ska); revive temas que los Karamelo ya no están tocando; y hace covers de Bob Marley, Madness, UB40, Ian Dury, Tom Waits y The Cure. “De a poco retomaré el ritmo –promete-. Mis amigos cercanos piensan que debo seguir rascando la guitarra sin parar”. Algunos de esos amigos son quienes los acompañan en la nueva banda que formó: Mortimer Enema, anterior bajista de KS; Lucas Becerra en batería; y Hernán Azcoñiga, saxofón barítono de la banda venezolana Desorden Público. “No descarto agregar un percusionista y un acordeón. Yo toco la viola, canto y largamos unas pistas con sonidos electrónicos. Los acústicos con Karamelo inspiraron y catapultaron mi decisión de tocar solo. Recuperé momentos que hacía mucho no vivía. Fueron inolvidables, no dependíamos de gritos, efectos, ni de saltos sino de lo único que quedara vivo cuando todo pase: la música. Aparte recuperamos un público adulto que se había desconectado”.

Uno de los últimos ejemplos de los mencionados toques acústicos se dio el último sábado, cuando tocó en el Hospital Borda para darles una alegría a los desgraciados internos que allí padecen calamidades de todo tipo (vale decir que con KS lo hacía seguido; ir al Borda y los acústicos-íntimos): “Admiro la lucha que lleva de manera voluntaria la gente de Cooperanza, que desinteresadamente trabaja dando talleres de todo tipo a los internos. Siempre admiré la gente que puede dar parte de su tiempo y generosidad sin importar nada a cambio. No hay dudas: en eso se basa la felicidad. La gente del Borda necesita atención, existe un abandono histórico hacia esta gente. A Eduardo Colina, director de La Colifata, no le importa nada más que mejorarles la calidad de vida. Agradezco a la música que me permita llegar hasta ahí para dar ánimo y esperanza”.

Tenés que estar logueado para escribir un comentario Iniciar sesión