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Canciones de fe y devoción

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Camouflage regresó a Buenos Aires para brindar dos conciertos en Niceto, el sábado y el domingo.

A veces cuesta pensar cómo Nirvana cambió el curso de los 90 con sola una canción. Camouflage fue una de esas tantas bandas de tantos géneros que tuvo una década complicada luego de sus glorias en los 80. Los 90 se terminaron, los 2000 pasaron sin pena ni gloria y la gente volvió a apreciar la música que se solía hacer antes, no sin cierta nostalgia de viajes de egresados o asaltos. Por suerte, la gente que copa Niceto los dos días poco tiene que ver el revisionismo nostálgico. Es gente que durante todas las décadas se ha mantenido fiel a la música que más le gusta, sobre todo la que está presente en la fecha del domingo.

Las dos visitas anteriores de la banda demostraron ser más que auspiciosas, por lo que esta vez se pueden dar el lujo de ofrecer un show extra con algo especial: temas raros, reversiones y algunos covers.

De entrada demuestran que poco tiene que ver con la estética fría digna de los germanos, tanto en actitud como musicalmente. El trío original, más el agregado de un guitarrista y un baterista, hacen que las canciones tomen una fuerza que no está en los discos. Es bailable pero es rockero. Y el cantante, Marcus Meyn, no se queda quieto un segundo, y sus compañeros tampoco se quedan atrás.

Pero como el líder es el encargado de la comunicación y a esta altura, después de tantas visitas, es fluida y banda y público tienen sus chistes internos. El mismo aclara que aunque el show de esta noche es algo especial, no será diferente al cien por ciento. Es por eso que clásicos como «Close» o «Suspiciuos love» están en a lista.

Incluso juegan a reírse de las acusaciones del parecido de su sonido al de Depeche Mode y de Kraftwerk, interpretando «Tora Tora Tora» de los ingleses y una castellanizada «Computer Love» de sus compatriotas. Puede tomarse como un guiño gracioso o una muestra de afecto a las bandas que todavía admiran. Al fin y al cabo, uno forma una banda por haber admirado otras.

Y como no todo es nostalgia, aparecen canciones como «Misery» o «Shine» que muestran un futuro auspicioso, sonando cada vez más pesados. De hecho todo el show tiene una sensación de «vamos viendo qué pasa», con mucha improvisación. Tal es el caso de la cancion «On islands», con dos señoritas del público haciendo de coristas. Obviamente, emblemas como «The Great Commandment» tiene que sonar como fueron creadas, pero lo bueno es que al día de hoy las canciones suenan antiguas o pasadas de moda. Lo mejor son las reversiones de algunos temas como «Love is a shield» o «Stranger Thoughts», que cierra la noche.

Camouflage podría ser acusada de una banda de dos hits y de tener un sonido demasiado similar a otras. En parte son eso, pero con estos dos shows demostraron ser mucho más también. Y a juzgar por lo vivido, seguramente los tendremos un par de veces más por acá.

*Fotos por Guillermo Coluccio

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