RESEÑAS
BUNBURY y su rock bastardo

ENRIQUE BUNBURY está siempre al borde de la sobreactuación. Cada movimiento, cada palabra, cada gesto y cada mirada, todo parece estar dentro de una película sobre un rock star, ya que él es la representación exacta de uno de estos.
Vestido con un traje blanco, sus ya típicas botas tejanas y un sombrero de cowboy, salió a escena a cautivar Buenos Aires una vez más como ya lo hizo varias veces, tanto con los HEROES DEL SILENCIO en Obras Sanitarias hace ya ocho años, como en sus tantas presentaciones desde que se desintegró dicha banda.
El comienzo fue a puro estreno, con una seguidilla de tres temas de su última placa “El viaje a ninguna parte”, donde logra un terreno sonoro más amplio para desarrollar su poesía, como el mismo lo definió. Las canciones elegidas fueron “El anzuelo”, “La señorita hermafrodita” y “Los restos del naufragio”. Este último menciona, entre las cosas que sobrevivieron a este naufragio, a la ciudad de Buenos Aires, a CHARLY, FITO, SPINETTA y CALAMARO, por lo que se llevó una enorme ovación de los presentes.
Rock, circo y cabaret
“Me gustaría que mi música fuera rock bastardo, de padre desconocido y madre puta” dijo ENRIQUE hace un tiempo, y en esta cuestión de caminar por cualquier superficie sonora sin tropiezos se acompaña de una ajustada banda denominada “EL HURACAN AMBULANTE”, donde encontramos vientos, piano, violín y otras cuerdas. Es así como el rock predominante de sus raíces se familiariza con el cabaret y el circo, y los guiños latinos y centroeuropeos aparecen plasmados en sus obras.
Rápidamente comienza a recorrer su extensa carrera solista con “El extranjero”, donde marca claramente su postura contra fanatismos y nacionalismos y se reconoce como habitante del mundo. Su sensibilidad aparece marcada en “El viento a favor” y “Alicia”, dos temas que no faltaron jamás en sus presentaciones porteñas.
Todos los temas suenan diferente a sus versiones originales, y la responsabilidad de la formación musical en esto es completa. Las canciones se extienden con notables encuentros entre el violín y el piano, entre los vientos y las guitarras, y el deleite de la platea, que permaneció de pie toda la noche, es total.
La sensualidad de BUNBURY a la hora de cantar “Me calaste hondo” hace que la prolijidad del Gran Rex se quiebre por un instante y una chica del público suba al escenario sorteando la seguridad para poder abrazar a su héroe. De la mano de “Lady Blue”, el teatro se mete de lleno en el tema y lo acompaña desde su inicial parsimonia hacia el desenfreno que luego se produce, y permanecer sentado en una butaca es un placer eterno.
Los ritmos suenan y así pasan “Enganchado a ti”, donde el anfitrión presentó a los ocho integrantes de su banda; “Apuesta por el rock and roll”, de los HEROES DEL SILENCIO, “Si”, que definitivamente pone a la gente a bailar, y la nueva balada “El rescate”, que trae consigo una preciosa melodía donde el violín y la trompeta se conjugan fantásticamente.
No nos dejes solos
Empieza el tiempo de los amagues. Que me voy, que me quedo, la gente que grita: “Kike no se va”, Kike que dice: “que les vaya bien bonito” pero todavía no se va. Hay tiempo para una notable versión de “El jinete”, de JUAN RAMON JIMENEZ, con una melancolía impresionante y con pasaje de ida para los espectadores, que quedan hipnotizados entre los sonidos cautivantes de la guitarra de RAFA DOMINGUEZ, el piano de COPICLOWN y la lírica dramática en la voz del dueño de la noche.
El 27 de agosto se cumplieron diez años de la muerte del “POLACO” GOYENECHE, y BUNBURY le dedicó “La última curda”, el tango de CATULO CASTILLO Y ANIBAL TROILO, que grabó la semana pasada -entre otros- en un estudio porteño con su banda y músicos locales.
“Nos da mucha pena irnos de América, nos gusta estar más aquí que allí (por Europa), esta noche me despido del traje blanco de predicador para ponerme el del demonio” dice ENRIQUE, y se dispone a entregar un verdadero clásico de los HEROES DEL SILENCIO: “La chispa adecuada”.
El canto del público “una más y no jodemos más” realmente funciona y los músicos salen para hacer su última pieza, presentada irónicamente como “una especie de tango dedicada a José María Aznar (ex primer ministro español) con mucho cariño”. Se despiden ENRIQUE y sus secuaces envueltos en un aluvión de aplausos. La pantalla simula a una antigua película de 8 milímetros mostrando los nombres de todos los músicos y el legendario “The end”.
Esta fue la última noche en Buenos Aires, y también el final de la gira. La gente se fue del teatro con los bolsillos vacíos –las entradas eran muy caras- pero con el corazón y la cabeza llenos de melodías de aquí, de allí y de todas partes, cortesía del SR. ENRIQUE BUNBURY y su HURACAN AMBULANTE.
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