RESEÑAS
Buena suerte y hasta luego

Un símil micro escolar blanco estaciona en la puerta de Niceto Club cerca de la medianoche. Su tripulación proveniente de Berisso desciende entre banderas y festejos, comandada por los chicos de ENCIAS SANGRANTES, la banda que otra vez dice presente como soporte de los Descalzos.
“Desde que nos conocimos con los chicos de Andando, ésta es como la quinta vez que vamos y venimos. Les estamos muy agradecidos”, declara en medio del show, JUAN CRUZ MARCIANI, el delirante líder mañanero-marinero de esta loca reggae music band.
Entonces La Plata copa el lugar, y mientras van pasando las copas; desde el escenario, se desparraman unos desbordantes ritmos latinos que incitan e invitan en “Copate”.
Nadie mejor que ellos para calentar el ambiente. Una banda de ojos rojos si las hay, con mucho aguante y camiseta, con muchas tardes domingueras con fulbito de potrero, y chabones sin caretas. La prolija desprolijidad que emana del sonido es como un rifle que apunta y fuego! Matan aburrimientos con “Moca ñamo”, obligan a que les den bola en “Cacerolas”, y hacen bailar a todos con “La cumbia”.
“Disculpen nos excedimos con el tiempo”. El bajista- cantante pide perdón después de finalizar su presentación con “Campeón”. Había mucha sed de Descalzos en ese Niceto, pero para que la fiesta sea completa eran infaltables los Encías porque “cuando están, es mejor”.
Un año para recordar
Entonces sí, es el turno de que “caiga la noche, y una estrella diga que necesita calor”. Los seis músicos anfitriones toman sus puestos y arrancan prestando su “Conformidad” en lo que será su último show del año.
Un año que los vio crecer y crecer, un año que amerita que cualquier tía solterona les aprete el cachete cual bebes, y les diga “que grande que estás”.
Es que con cada recital ganaron en calidad de sonido, y se les fue sumando gente, y barrios, y hoy, son locales tanto en Guernica, La Tablada o Mataderos.
Un año en el que también la vida les deparó nuevos despertares, o golpes de puños, que los hicieron madurar a la fuerza. “Este año pasaron muchas cosas, además de lo musical para nosotros. Gente que vino, y gente que se fue de este mundo”, confesó entre intimidades JUAN IGNACIO RODRIGUEZ –cantante- por el nacimiento de su hijo Joaquín, y la muerte de la madre de MAXI SUPPA, el percusionista.
Un fin de año que les permite visualizar que, aquello por lo que tanto esperaron, se les está por dar. “Por fin vamos a grabar nuestro segundo disco en febrero, con la gran mano de GOY”, comenta QUANI, mientras su público le responde con festejos sinceros, de esos que hacen saber que se los tienen bien merecidos.
Varias de las canciones que integrarán el nuevo álbum, producido nuevamente por sus “padrinos” de KARAMELO SANTO, salieron a correr esa noche: un cuarteto pura energía –“Sin querer”-, un tema a prueba de gorra de baño –“Polietileno”-, una dulce melodía en “Veo música” o “Confundí”. Lo que sorprende es que tanto en temas nuevos como en viejos, del escenario salen chispas, y del público salen chispas, rayos, centellas, bengalas, que no dejan a nadie, nadie quieto.
Porque los teclados de BOCHA OTERO en “Sentí Corazón” son el despertador de algarabías varias, que obligan a aprender esa sabia lección: “no te pongas dormir en días tristes”. Porque el cuarteto cumbia bonita “Mi golosina” tiene un afrodisíaco ritmo akaramelado que es una enfermedad contagiosa, y porque “Pantuflas” es esa canción que la gente pide y pide sin cansancio, y que una vez que llega enganchada con “Nextweek” de SUMO, explota todo.
“Pantuflas” es la muestra del guiño entre Andando y su público. Ya no hace falta que Juany ordene nada. La gente se pone de cuclillas cual ritual cada vez que se apaga esa primer estrofa, para incorporarse velozmente cual luces calientes que atraviesan la mente.
Y el ritual sigue cuando después de la divertida “Marinero”, ellos se transforman en cumbia boys, mientras la gente les invade el escenario, desplegando pasitos a lo “sábados tropicales”, arrebatándoles micrófonos, dándoles un arduo trabajo a los pobres plomos, que no sacan la vista de los cables, que más que cumbia, bailan con la más fea en medio del descontrol. Siempre este ritual de hechos bochornosos marca el final del show, pero esta vez hubo una yapa.
“Siempre terminamos así, y todos nos dicen eh se fueron sin saludar. Así que hoy terminamos como corresponde, vamos una más”, en cueros, y agotado promete JUANY. Dicho y hecho, hubo “Luz” y saludos finales al mejor estilo teatral.
El último show del año de ANDANDO DESCALZO ya llegó a su fin. Afuera, llueve con ganas, “La luna” ya dejó de bailar. Adentro, se comenta que las playas de la costa van a extrañar este año los ritmos de estos muchachos que supieron ganar parte de su público por sus giras de verano. San Bernardo, Mar de Ajo, Gesell van a tener que andar calzados por ahí.
Ellos enfocarán todas sus energías en grabar su disco, y todas esas casi 700 personas que poblaron Niceto, los extrañarán, hasta que vuelvan a lo que mejor les sienta: el vivo.
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