RESEÑAS

Bienvenidos a la máquina

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Un poco de información

Un bajista que parece ser un gitano pendenciero salido de alguna loquería. Un baterista que entre la gente sigue siendo considerado un “estilista del instrumento” y un guitarrista que parece cumplir un rol secundario pero que es el que lleva las riendas de este nuevo power trío argentino llamado GRAN MARTELL.

La banda está conformado por el ex baterista de DIVIDIDOS, JORGE ARAUJO, el bajista GUSTAVO JAMARDO y el guitarrista, ex REDONDITOS DE RICOTA y SUMO, “TITO” FARGO. El jueves pasado el grupo se presentó en La Trastienda del barrio de San Telmo para mostrar temas que formarán parte de su próximo disco de estudio. La banda de JORGE ARAUJO apenas tiene dos años de vida y ya tiene un disco editado y un sinnúmero de recitales en su espalda.

El show

Hay un monólogo que abre el concierto. El monologuista se ubica en el centro del escenario flanqueado por los telones que no están abiertos del todo y sólo dejan ver, al fondo, la batería. Claro, antes se apagan las luces y ahí están, como siempre, los aplausos. Los aplausos que esperan a la banda pero que ahora, con sorpresa, reciben al soliloquio con risas. “La amistad es una flor en el jardín de la vida”, dice el maestro de ceremonias. Es así como comienza este monólogo beckettiano en donde transcurrirán humoradas, palabrotas, estupideces también.

Martell significa “Martillo” en catalán. JOSEFF MARTELL fue un ilusionista rumano que escapaba a todo tipo de trampa. Pero martillo. Acá, en la noche, se escuchan martillazos cuando la banda comienza a tocar “GM 1”, la primera canción de la noche y la primera canción del disco que también se llama Gran Martell, martell como martillo en catalán. En el segundo tema –que canta JAMARDO con un leve, levísimo toque manalesco– la gente comienza a cerciorarse de que este bajista (que tocó el mismo instrumento en la banda PORCO) canta bien y tiene leves, levísimas graduaciones vocales casi alejandromedinescas. “TITO” FARGO alarga las notas y juega con las cuerdas. Atrás, en la pantalla, corren imágenes de mujeres desnudas y luces que iluminan de azul las cabezas de los músicos y el público. Pasa el tercer tema que es “Empetrolado” y ya hay un parate de cinco minutos porque la gente no da más.

Así, el set-list dice lo correcto: se suceden varios temas enganchados: “Silencio de los pasos”, “Freak nocivo” y “Tierra de campeones”. En la canción nueva, “Gotas calientes”, se luce JORGE ARAUJO con las escobillas. Antes, “A ver”, y después, “Tango griego”. Ahora JAMARDO, antes de atacar, antes de arrancar con “GM 2” grita: “!Vamos GRAN MARTELL, carajo!”, y arremete, poderosa, la banda.

El gitano pendenciero que es el bajista en este trío se arrodilla en el centro del escenario y “TITO” FARGO no lo observa; el guitarrista cierra los ojos y continúa alargando las notas de su guitarra tan prolijamente que JORGE ARAUJO lo observa de reojo y sonríe. El ex baterista de DIVIDIDOS canta gran parte de las canciones de GRAN MARTELL con una madurez que estremece. Cuando termina “GM 2”, MAGOO extiende el brazo hacia arriba con el puño cerrado y su también “!Vamos carajo!” se escucha en el piso superior de La Trastienda. Los músicos se abrazan como titantes cuando ya han pasado trece canciones. La última es, precisamente, la que también cierra el disco: “Quema”.

“TITO” FARGO cierra los ojos y gira dando la espalda al público. Su larga cabellera que de aquí se descubre algo rojiza, comienza a ralearse sobre el parietal derecho. Alguien del público le grita brujo y tiene razón: “TITO” FARGO parece un brujo. Collar colgando, camisa semiabierta, pelo despeinado, zapatos. JORGE ARAUJO sonríe socarronamente. GUSTAVO JAMARDO continúa tirado en el suelo y su instrumento desparramado en las tablas.

El show concluye y la gente, expectante, se queda pidiendo más de las bestias. El telón se cierra y la gente sigue esperando por más canciones. La máquina se apagó. El recital estuvo dedicado a OSCAR MORO.

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