RESEÑAS

Barriohazard

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Desde temprano la cosa fue tomando color; desde algún intrépido en bermudas hasta algunos con pinta de escapados de un capítulo de “Prison Break”, el lugar fue vistiéndose de fiesta.

Y no era para menos. A ocho años de su última presentación en Buenos Aires (marzo del 2001, junto a Bad Religion, en Obras), Biohazard, el cuarteto formado por Evan Seinfeld en bajo y voces, Billy Graziadei en guitarra y voces, la vuelta de Bobby Hambel en las seis cuerdas, y Danny Schuler tras los parches, arribó a nuestro país en la gira donde recrean sus tres primeros discos.

Con un gran aporte de las bandas locales (Orientación, Existencia de Odio, Minoría Activa, Plan 4 y Nueva Ética), matizado por diferentes sonidos del hardcore más extremo y el metal, fueron preparando el escenario para el plato fuerte de la noche. Una muy buena participación de todas las bandas, dejando en claro que la escena nacional aún tiene grandes exponentes.

Referentes en los 90´ del sonido que mezcla hardcore, rap y metal, los oriundos de Brooklyn siempre tuvieron una gran aceptación en nuestro país, y esto quedó nuevamente en evidencia  la noche del 20 de junio: ante un colmado local, hasta el vendedor de las remeras estuvo a los saltos.

Varios integrantes del público se la pasaron saltando del escenario a la muchedumbre; y cada tanto, los músicos cambiaban los instrumentos entre ellos. Los comandados por Evan, que además es actor porno (qué lástima que no trajiste a tu mujer, Tera Patrick, querido), brindaron una catedrática dosis de hits, incluyendo entre ellos a “Urban Discipline”, “Punishment”, “Shades of grey”, “Wrong Side Of The Tracks” y “Blue blood”, además de los covers de “We’re Only Gonna Die (From Our Own Arrogance)”, de Bad Religion, y It aint going out like that”, de Cypress Hill, entre otros tantos.

El clima frío de la calle, adentro se había perdido definitivamente. Colmadísimo de gente, el Roxy rápidamente se transformó en una caldera. El público, en su mayoría arriba de los veinticinco años, volvió a disfrutar de los grandes momentos que tuvo en la década pasada.

Como en sus anteriores presentaciones, el show estuvo envuelto en una bola de adrenalina y energía. Los músicos, ya entrados en años, se mantienen en forma y dejan todo en el escenario, y viéndolos, uno se pone a pensar que andar todo el tiempo a los saltos, pasando los cuarenta, no es para cualquiera.

Biohazard se despidió de su público con la promesa de un nuevo disco y de seguir presentándose en vivo , coronando así una gran noche.

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