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Bad Religion: escuela de rock

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La banda volvió luego de dos años para demostrar que el punk rock puede ser cosa de gente grande también.

Bad Religion es una banda inteligente, que rompe con todos los preconceptos que uno puede tener del punk rock; son gente con un discurso significativo, con gran habilidad tanto para crear letras lúcidas y diseñar melodías como para luego ejecutarlas con habilidad.  Son gente con títulos universitarios, que no se quedó solo con gritarle al sistema y no hacer nada. Son, tal vez después de la Santa Trilogía (Ramones, The Clash, Sex Pistols), la banda más influyente del genero.

El lugar no está poblado por jóvenes con sed de destrucción. La mayoría son treintañeros, llenos de tatuajes, con su remera de su banda punk favorita, pero padres de familia, profesionales, estudiantes, que han aplicado de otra forma las enseñanzas punk. Por eso se acerca temprano para ver los shows de Expulsados y Cadena Perpetua, porque son bandas que los han acompañado en este viaje.  «Si me ves» de los Cadena puede ser la eterna historia de todos los que están ahí, estén o no sobre el escenario.

Cuando a las 21:10 sale la banda principal con el himno estadounidense de fondo para enseguida pegarle «Fuck You», a pesar de las canas de Greg Graffin sabemos que no ha perdido las mañas. La apariencia, la ropa, la forma de gesticular, lo que canta. Ver a Graffin es ver a un profesor dictando su clase a una velocidad de dos minutos por canción. Tiene sentido ya que el cantante es profesor en la universidad de California, por lo que seguidillas mortales de canciones como «New America», «Stranger than fiction», «21st century digital boy» y «I want to conquer the world» bien podrían ser capítulos sobre la humanidad misma. Hay algo mágico en moshear al ritmo de canciones que tratan temas realmente trascendentales.

Si algo cabe destacar de la banda es que tal vez sea la banda mas habilidosa y precisa del género. Aunque el eterno guitarrista Greg Hetson esté ausente con aviso, el exThe Cult Mike Dimkich no desencaja la ejecución del grupo, aunque los aplausos se los lleva el baterista Brooks Wackerman. El sonido es claro y preciso para apreciar lo mas importante de la banda: la melodía en sus canciones.

Se escuchan los solos de Brian Baker con claridad, y si bien Jay Bentley queda un poco atrás en la mezcla, lo compensa con toneladas de actitud. Y a pesar de que el objetivo es presentar las canciones de «True North», su ultimo disco, son lo suficientemente vivos para levantar con clásicos que no habían sonado en shows anteriores como «Struck a nerve» o «Skyscraper», por lo que los conciertos de la banda nunca se repiten, si no que se van complementando, por ejemplo con «Punk rock song«, canción que nunca habían tocado en el país y es una de las mas celebradas de la noche.

El humor de los músicos es óptimo y parecen disfrutar de los cantos de la gente que solo aparecen cuando la banda lo permite, en vez de interrumpir el acto y cortar la energía que se crea. Las delicias de muchos vienen con el bloque vieja escuela de «You are the goverment», «Suffer», «How much is enough?» y «Do what you want». Pero claramente es el material de los 90´ el que el público más celebra porque «Generator», «American Jesus» e «Infected» seguidas son de las más festejadas. Pero Bad Religion siempre se enfoca al futuro, porque lo que el cierre con «Dept of false hope» esta más que bien: lo próximo es lo mejor por venir.

«Porque al mundo lo intente cambiar/ como ves, sigue igual», cantaba Cadena al principio. Algo con los que los Bad Religion pueden relacionarse y su público también. Tal vez no el mundo, pero la vida de esas 5.000 personas sí que ha cambiado gracias a ellos.

*Fotos por Guillermo Coluccio.

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azafatodegira.com

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