RESEÑAS

BABASONICOS presentó “Infame”

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Las polleras tableadas invadían el estadio. Eso sí, siempre acompañadas de unas calzas a la altura del tobillo. Remeras que dejaban los hombros al descubierto, lunares y anillos de acrílico para ellas. Ellos se muestran más heterogéneos. Sin embargo, hay un dejo de glamour y ¿producción? en sus vestimentas y peinados “casuales”.

Y la actitud de los fans es coherente con la propuesta de la banda. BABASONICOS es sinónimo de glamour. DARGELOS y compañía piensan en la estética de la banda, quieren que su show sea lindo y parecen estar pendientes del más mínimo detalle… Y eso está buenísimo.

A las diez y media de la noche, se apagaron las luces del estadio y “Saturno” –uno de los temas de su nuevo disco “Infame”– suena y desata los bailes de un gentío que lucía ansioso pero tranquilo. Baja un cartel con el nombre de su nueva placa y otra cosita se suma al escenario. Esa cosita no es muy grande, está vestida de rojo –como toda la banda- y juega a ser sensual. Baila a “su” modo, emana glamour y se convierte rápidamente en el centro de todas las miradas. Con ustedes, ADRIAN DARGELOS.

No hay escenografía. Sobre un fondo negro se reflejan las sombras de ellos. El público salta desaforadamente cuando logra reconocer cada uno de los temas de la lista. Y suena “Patinador sagrado”, con DIEGO UMA como segunda voz. Le pegan “Los calientes” y “Sheeba baby”. Los presentes deliran durante este acertado arranque, que será inolvidable y eterno para más de uno. “Fiebre roller” y “Fizz” se hacen presentes antes de las primeras palabras del líder: “Buenas noches”. Y es llamativa la frialdad de DARGELOS. No le habla a su público, sólo canta, baila, camina, corre y salta. Al final del show, le agradece a los técnicos en un primer momento, y no a su gente. No es demagogo, pero sí muy distante.

La verdad es que no soy nada sin mi diablo

Y la gente sigue con ganas de bailar y la lista parece estar dispuesta a saciar los deseos de todos. Los temas arriba se mechan con uno o dos más abajo que hacen que los ánimos se calmen y que la paz se apodere del estadio. No hay altibajos y el show nunca deja de ser entretenido. El Luna Park es testigo de una fiesta que parece alcanzar el clímax con (la re pegadiza) “Sin mi diablo” e “Irresponsables”.

Hay pocas bengalas –tres en todo el show- pero las estrellitas logran ganarse un lugar en el campo. Las animaciones hacen los propio en el escenario mientras suenan temas como “Desfachatados” y “Putita”. Y un DARGELOS más sacado se asoma en “Pendejo”, mientras unas esferas cambian de color tras el escenario. Sin embargo, la escenografía pasa desapercibida ya que el vestuario, la actitud del cantante, el interesante juego de luces y las tan pertinentes como bonitas animaciones, se mezclan y dan nacimiento a una figura que es demasiado grande y que logra imponerse y tapar todo tipo de fondo.

Huele a final cuando “Deléctrico” y “Once” se hacen presentes. Dejan el escenario y vuelven para los bises. Diez minutos nos separaban de la medianoche, cuando “Rubí” sonaba. Paulatinamente, se suceden “Sobre la hierba”, “El médium” y los agradecimientos a todos los que laburaron en la producción del show. Sin muchos más preámbulos se lanzan con “El loco” y se van, pero esta vez, para no volver.

“La otra noche, fui a una fiesta insuperable, donde todos eran buenos amigos…” Fui a la presentación de uno de los mejores discos de este año: “Infame” de BABASONICOS. Y no fue necesario que lleve a mi diablo, porque si bien es cierto que no soy nada sin él, sabía que DARGELOS y compañía harían lo propio para reemplazarlo. Y lo lograron.

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