RESEÑAS

¡Ay, que mambo!

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Casi seis años trascurrieron desde aquellas tardes donde el ya desaparecido canal Locomotion, con una de las mejores grillas en animación japonesa que el cono sur pudo disfrutar, promocionaba una banda donde los chicos se producían tanto como sus novias.

Era MIRANDA! (así, con un signo de exclamación) que empezaba un tramo que en los últimos dos años se convertiría en vertiginoso y centrífugo. ALE SERGI, JULIANA GATAS, LOLO FUENTES y BRUNO DE VINCENTI estaban convirtiéndose en parte de la historia del rock argentino. Y sin perder el glamour.

Esta segunda presentación sobre los escenarios del ex – Teatro Colegiales (ahora The Roxy), en la noche del sábado pasado, demostró que MIRANDA! tan sólo tiene que tocar para crear un show, sin intentar legitimar nada ante nadie. La primera vez, en diciembre de 2005, las mismas tablas acogían a una banda a punto de explotar y a DE VINCENTI todavía como integrante, quien se alejó a mediados del 2007 del grupo por cuestiones personales.

Un sonido más crudo y frío surcó “Agua”, uno de los temas del primer disco, “Es mentira”. Las luces fluorescentes y cambiantes en diversos tubos acompañaban los movimientos de JULIANA, con un trajecito blanco al estilo verano de los ´30; LOLO, con un look marinero en tonos azules y blancos; MONOTO, el bajista, con un prístino traje blanco también; y ALE con una camisa y unos pescadores negros. Exactamente, querido lector, el verano estalló hace rato. Arriba y abajo del escenario.

Mientras “Amanece junto a mi (Alguien)”, de la última producción “El Disco de Tu Corazón”, termina de sonar, la simple observación del contingente de personas que presenciaban es un deleite para todas las teorías sobre cultura, status y legitimación social. Pero todo análisis entra en crisis al ver contoneándose los cuerpos al sonido de la cumbia “Perfecta”. Sobre todo si PABLO LESCANO es el invitado en el tema.

Pero algo se rescata. Todas las modas vuelven. Pantalones chupines, camisas anchas y los peores sueños estilísticos de los ochenta están presentes. El frenesí de El profe se torna lento en vivo, pero las primeras filas nunca dejan el apretuje histérico del fanatismo con tal de estar tres centímetros más cerca de sus ídolos, que temas más tarde se iluminarán con luces blancas a los bordes de sus instrumentos.

Inevitable no retrotraerse a un pantalla naranja, con todos los integrantes de MIRANDA! enfundados en trajecitos blancos, cantando “Después que te ví la otra noche, después de que te vi bailar…” en “Bailarina”, mientras suena entre luces verdes desde el escenario.

Todas las modas vuelven, incluso las más recientes. Pegado a “No me celes”, JULIANA entona Love fool, de THE CARDIGANS. Los agites tropicales vuelven en “Traición” para gastar las últimas energías de la noche.

Todas las modas volverán. ¿Se imaginan a sus hijos preguntando que diantres era “la guitarra de Lolo”? Esa misma que la noche de sábado sonó junto a la de BRIAN de MODERATTO, pero sin ser nombrada en “Don”, hit máximo del repertorio mirandesco surgido de la placa “Sin restricciones”.

¿Cómo podría terminar una noche así? Espuma, papeles y “La Isla del Sol” (sí, tema emblemático de viajes de egresados y noches de boliche en los frívolos noventa) cerraron la noche donde había más estrellitas en las cabelleras del público que en el cielo de Buenos Aires.

De repente, uno tararea canciones viejas: “hay todo un cambio, ahora el rock vendió el stock y nuestra canción salió al balcón”. MIRANDA!, a fuerza de pop, rock, tecno, incluso la tan deslegitimada cumbia, está ahí afuera a los ojos de todos. Pero ya es de noche y la mente solo piensa: “¡Ay, que mambo!”.

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