RESEÑAS
ARBOLITO, el vindicador

En el año 1826, el gobierno de BERNARDINO RIVADAVIA contrató al Oficial prusiano RAUCH nada menos que para matar indios, su misión era limpiar la pampa bonaerense de los RANQUELES. Matar al Indio hermoso de las pampas, donde golpea el ingobernable viento, muy dueño él de oblicuos silbidos y de rumores pasajeros. Cruzando campos abiertos o bien bajo las luces tenues de las estrellas del escenario. Allí donde dos quenas armonizan su canto montadas al repiqueteo de los cueros secos. Son bellos instrumentos musicales que se confinan para darle vida a La tierra sin mal. En ascenso espiritual, en descenso a la raíz.
Se guardan sus partes militares, que hablan de su profunda sabiduría. Por ejemplo, dice que los indios ranqueles no tienen salvación porque no tienen sentido de la propiedad. También señala que los indios ranqueles son anarquistas, y que bailan con pasos sin ley alguna al ritmo y son de La arveja esperanza, y que ensordecen con sus voces altas al Dios ajeno al cuál nunca darán respeto.
Caminando despacito por la senda sin huellas, seis hombres jóvenes del folklore de esta tierra borran con sus letras la Historia de los libros y los nombres de las calles, con la misma fuerza que lleva la piedra al enfrentarse a la espada conquistadora. Espadas. Hoy hemos ahorrado balas, degollamos a 27 ranqueles, afirmaba el parte del coronel Rauch, orgulloso del exterminio. La niña VERÓNICA CONDOMÍ lleva ese dolor enorme y se consuela con su canto, lo presta para que otros sientan, conmueve a quien esto escribe. Los seis jóvenes no dejan de agradecer a la niña VERÓNICA.
Casi sobre el final se oye el huayno de los pueblos: y así andamos millones… la paciencia se va a terminar. Los jóvenes músicos descubren que una multiplicidad de instrumentos desbocan de felicidad ante la danza de aquellos que escuchan atentos. Uno de ellos recuerda, por apariencia, a un indio joven, apuesto, alto de pelo largo, al que llamaban ARBOLITO.
La novia y El pibe son las últimas melodías que se lleva el pampero. Así es como los seis jóvenes saben defenderse, con alegría que nace del lamento, con la música original como lanza filosa. Mientras, ARBOLITO esperaba al Coronel en una hondonada, y cuando este pasó a toda velocidad en su corcel, se le fue detrás, le boleó el caballo. Cayó el militar europeo. Y el indio ARBOLITO cometió el sacrilegio de cortarle la cabeza.
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