RESEÑAS

Araujo de primera

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El nuevo grupo de JORGE ARAUJO sintetiza rock y fuerza tal cual lo hacía en DIVIDIDOS, pero con la capacidad de reavivar la búsqueda y el fuego de la experimentación por momentos, transitando los desvío que “La Aplanadora” usaba a menudo para evitar las autopistas del clasicismo, el facilismo rockero y el cliché.

Ahora, aquellos desvíos tomados con velocidad y volumen que pudimos oír con algo de extrañez en el ”Otro le travaladna” o en fragmentos de canciones de los últimos discos del grupo, son los únicos caminos por donde avanza a martillazos GRAN MARTELL.

La idea es muy buena, el rock como un todo inclasificable, abarcativo y poderoso que permita representar musicalmente una también inclasificable cantidad de sensaciones como nadie ni nada más podría hacerlo.

Se trata de canciones repletas de texturas, arrebatos, quiebres y rupturas engarzadas delicadamente pero sin fragilidad, virtuosismo exhibicionista por momentos, hipnotismo musical también, todo decorado por imágenes que endulzan el ambiente con restos de psicodelia desde una gigante pantalla, todo acompañado de pocas y contadas palabras que con una poética encriptada se ajustan al rumbo musical.

Si descendieran en cadencias, hablaríamos de stoner rock; si apuraran en velocidad, hablaríamos tal vez de metal progresivo (¡o algo peor!). Por suerte, es tan solo rock, y aprovechando la amplitud del término recorren calma y fervor, pausa y aceleración, improvisación y certeza.

Hubo lugar en la noche para la agresividad de canciones veloces, para pasividad por momentos en temas de cierta pesadez y hasta para trasfondos folkclorísticos en combinaciones rockeras o en una pequeña baguala interpretada únicamente por ARAUJO y su ya clásico cajón peruano.

JORGE está tocando mejor que nunca, ahora canta y lo hace bastante bien, suena revitalizado, se lo siente liberado del rol de “acompañamiento” que lo tuvo como parte fundamental y decisiva de “el grupo de MOLLO y ARNEDO”. Y reconociendo lo importante del aporte del baterista en la obra del trío es como se entiende el porqué de la cercanía sonora con GRAN MARTELL sin caer en que “copia” el sonido de DIVIDIDOS.

Y nada de la música, de la imagen y del ambiente que genera el grupo sería posible sin la versatilidad de TITO FARGO en guitarra, que se luce en solos cuasi desgarradores, ensimismado en la soledad de la inspiración, acompañando una base que cierra con el bajista GUSTAVO JAMARDO, incontrolable y rompe-cuerdas por momentos, equilibrado y preciso también, a cargo de la voz en algunas canciones, entregado a la espectacularidad de escena toda la noche.

Tras oír a GRAN MARTELL y su interesante concepción avasallante, algo exhibicionista y totalmente libre del rock, fue inevitable llegar a casa y hurgar entre los discos para oír como iba aquello de “Dazed and confused”, como era cuando podíamos pensar una palabra tan simple como “rock” en vínculo directo con otras tantas como magia, vuelo, fuerza, tensión y hasta poder. Ahí están ZEPPELIN, PURPLE, CREAM, sus inspiradores y sus inspirados, ahí están sus discos y el testimonio de que el rock puede ser tan inabarcable como el tiempo, los sentimientos y más.

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