RESEÑAS

Amor de perros

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La Familia Perra

Lo de LA PERRA QUE LOS PARIO no es algo que rompa con el estereotipo del under. El camino que recorrió la banda desde sus inicios no quiebra ninguna regla del crecimiento normal de una agrupación musical. Sin embargo, lo que sí hay que resaltar es lo evidentemente llamativo de LA PERRA QUE LOS PARIO. La banda es, sin dudas, la que cuenta con mayor número de pintadas en todas las paredes de la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires. LA PERRA QUE LOS PARIO es una de esas bandas que, desde el lugar que les tocó en la vida –representando la humildad y la autogestión hasta hacerla “parte del aire” de sus shows- confeccionan constantemente una relación de ida y vuelta con su público.

Revisando en su sitio oficial, nos encontramos con la historia de una banda nacida en La Boca a comienzos del nuevo milenio, un primer larga duración producido por el vecino OGALDE “GOY” GLUZMAN y unas letras contestatarias originadas en esa raíz áspera que plantó la gente de los KARAMELO SANTO en discos como “La Kulebra” o “Perfectos idiotas”, de los años 1995 y 1997 respectivamente.

Es cierto que la vetusta y militar ley 22.362 que esgrimió el Registro de Marcas y Patentes casi los deja sin nombre, y estos ocho muchachos debieron transitar el camino de las cartas abiertas, la publicación de gacetillas anti-dictatoriales y censurables para por fin, conseguir su objetivo, que no era más que el de seguir llamándose LA PERRA QUE LOS PARIO. El resto ya es historia sabida.

Hablemos de música

Si bien a comienzos de la década del noventa esa ola manonegrista que inundó las costas de un país necesitado de una refrescadita musical, llamó la atención de la mayoría de las bandas del under y de alguna que otra consagrada como LOS FABULOSOS CADILLACS, PERICOS y AUTENTICOS DECADENTES (que le dieron a la nueva forma de hacer música un aire más gracioso), a LA PERRA lo que la ha llegado como influencia de parte de estas tres grandes agrupaciones nacionales fue, simplemente, lo gracioso de la composición. Porque lo político llegó de la mano de KARAMELO SANTO.

Entonces sucede que en el show del pasado sábado, la banda suena a aquel lejano “Bares y fondas”, de la banda de VICENTICO y FLAVIO CIANCIARULO, pero hay canciones como “La chica de la calle Uruguay” y “Muñequita” que nos remite a los álbumes más expeditivos de los FABULOSOS CADILLACS como fueron “Fabulosos Calavera” y “La marcha del golazo solitario”.

Para la gente mas nuevita, LA PERRA QUE LOS PARIO puede ser algo así como la primera VELA PUERCA, la de discos como “Deskarado” o los primeros temas de “De bichos y flores”, y aunque ellos no quieran reconocerlo, La Perra tiene esos aires (que vienen de golpe y se van en pequeños segundos) al DAVID BYRNE enloquecido por los ritmos latinos como en “Rei Momo” y “Look into the eyeball”, por ejemplo.

Y también hay un tema que se llama “Reggaettón” que suena a ese estilo digamos nuevo, estilo que se para entre la salsa, el hip hop y algunos toques sumisos de ska para despilfarrar por el aire. Entonces así, llegamos a descubrir que la paleta sonora de la banda de NAHUEL AMARILLA es, de por sí, de una abundancia abrumadora, de solos de guitarra sencillos y bien compuestos por parte de JUAN ESPADA, y de los excelentes coros de un tipo como JAVIER GRANDI, que también se luce en los teclados en “Muñequita”.

Como una crítica virulenta puede atribuírseles algunos de los lugares comunes en sus letras o esa cursilería que entra siempre hasta en las bandas que más trabajan el punto de las poesías. “Te perseguiría hasta el sol para decirte cuánto te quiero” (“La chica de la calle Uruguay”) o “Es tan linda que nadie se anima a hablarle” (“Muñequita”).

El rocanrol también es parte del programa sonoro que nos presenta la banda, un rocanrol de mezcla caribeña, de matices rioplatenses. Temas como “H.D.P”, “Te quiero ver bailar” y “El tipo del Mercedes Benz” también nos traen a la memoria algún que otro americanismo musical, o la que estuvo entre las últimas canciones –“King Kong”– que sonó más a ranchera que a otra cosa.

En el comienzo se descorre el telón. El show es agradable. El sonido es bueno gracias a esa sobriedad barroca del Teatro Verdi. La gente llena el lugar, casi doscientas personas que se acercan de todos los barrios (NAHUEL agradeció el aguante), la puesta en escena (una bandera roja con el nombre de la banda) sobria, la batería en el costado derecho y hacia el fondo, y la gente que sumó banderas a la jauría.

Finalizando, toda esa consonancia de formas de la que hablamos arriba, hizo que el recital haya tenido sobre su espectro ese halo familiar, porque al fin y al cabo, eso es LA PERRA QUE LOS PARIO, una familia.

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